Una visita demasiado inesperada

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- No están mal, pero podrían haber sido mejores- te dice tu madre cuando llegas a casa y le entregas las notas.
- Ya lo sé -Respondes-
Ha sido un curso bastante difícil...-
Tu madre no queda satisfecha pero por ahora da por terminada la conversación.

Subes a tu habitación con la intención de deshacer la mochila y acabar de una vez por todas con las tareas del instituto.
Mientras tanto, tu padre acaba de llegar de trabajar, está muy cansado, pero ya mañana le dan las vacaciones. Sin embargo mamá todavía tiene que seguir yendo a trabajar.
(Llaman a la puerta de tu habitación)
- Adelaaaante- respondes en seguida-
Hey princesa- dice tu padre- ¿qué tal tu último día de clase? Esas notazas no las saca cualquiera. - prosigue tu padre con emoción.
-Si ya... pues mama no es que esté muy de acuerdo contigo, de todas formas el curso que viene intentaré esforzarme más, pero prefiero no pensar en eso ahora...-
Claro claro, lo entiendo- responde tu padre. Cada vez te llevas mejor con él, te entiende demasiado bien.-
Se despide de ti y sale de tu cuarto mientras estás terminando de guardar los libros en el armario.

Esa tarde no te apetece quedar, y a pesar de que tu mejor amiga insiste, prefieres quedarte en casa, estás demasiado cansada.
Una tarde bastante relajada, la pasaste leyendo un libro y haciendo un dibujo mientras escuchabas música.
Al llegar la hora de cenar no tenías mucha hambre, apenas cenaste y subiste inmediatamente a dormir.

A la mañana siguiente te despertaste muy temprano, a pesar de que tus planes fueran otros, tu padre te despierta con un tono de voz preocupado.
- (tn), despierta-
- ¿ehhh? Papá... son las siete de la mañana...-
- lo sé princesa pero tengo que enseñarte algo-
Te levantas de la cama todavía un poco dormida y bajas la escaleras mientras oyes voces que vienen de la cocina.
Que raro, mamá todavía no se ha ido a trabajar.

Decides ir a ver que está pasando, estás muy confusa, acabas de despertarte y no entiendes nada.
Entras en la cocina.

-Aahhh, muy buenas señora (tn), veo que ya se ha despertado, ¿A tenido usted un sueño agradable?- Por fin puedes verla, es una señora mayor, casi una anciana, muy delgada y de estatura media. Tenía los ojos color gris intenso, y el pelo blanco recogido en un moño que ocultaba a medias el gorro puntiagudo que llevaba en la cabeza.Pudiste percatarte de que también llevaba una carta con un sello rojo en la mano derecha.
- Ehhh, si, claro- Contestas cada vez más confusa.
- Dejadme presentarme, Me llamo Minerva Mc Gonagal, también conocida como el directora de la escuela Hogwarts, de magia y hechicería- Dijo aquella señora.
-Y estoy aquí para hacerte entrega de uno de los obsequios que cualquier persona desearía. La carta de admisión a dicha escuela-
No te crees ni una palabra de lo que dice, por favor, ¿Magia? ¿Hechicería? Ya soy mayor para estos juegos.
Con intención de acabar la conversación y de volver a la cama, te fijas el la fría mirada que tienen los ojos de tu padre.
Algo no va bien.
- Eemm.. perdone, señora... (no recordabas sus nombres)
-señora McGonagal, puede llamarme así si lo prefiere-
-Señora Mc gonagal...- Prosigues- me parece que esto es una confusión, no tengo ni idea de que me está usted hablando, y eso de la magia...-
-Ya me imaginaba yo que iba usted a reaccionar así...- Dice ella- Por eso estoy aquí. Vengo a demostrarle de que no se trata de ninguna broma.-

Terminada la frase, la señora saca un palo viejo de uno de sus bolsillos, lo agita, y al instante, todos los platos sucios del lavavajillas se volvieron resplandecientes y revoloteando por el techo de la cocina, se colocaron cada uno en su cajón o estantería correspondiente.
No podías articular palabra.
Tu padre no parecía nada sorprendido. Debía de haber visto ya la demostración de la señora Mc gonagal.
-Eso, y mucho más, podrá aprender usted si me confirma que el curso siguiente asistirá a la escuela Hogwarts de magia y Hechicería-
No sabías que hacer.
Tus padres tampoco decían nada, ¿Por qué?
No es normal que un "mago" se prensente en mi casa a las siete de la mañana para decirme que me adimiten en una escuela de magia y hechicería, y mis padres actúen como si fuera de lo más normal.
-Mamá... Papá...- Dices con un susurro que apenas se puede escuchar.
-¿Esto es en serio?¿Puedo ir?-
Tus padres están más tensos cada vez, hasta que tu padre se decide por hablar.
-Emmm...-

Te despertaste temblando, tumbada en el sofá. Tus padres seguían hablando con la señora Mc Gonagal... Te habías desmayado.
Por un momento pensaste que lo habías soñado todo.
Magia, escuelas, varitas magicas, hechizos... no tenía sentido, pero no podías negarte. Siempre había sido tu sueño.

-Si- Dices de repente, te sale solo-
Tus padres no parecían haberse dado cuenta de que te habías despertado.
-(tn), cielo... Hay algo que deberíamos contarte- Dice tu madre cuando te pones de pie.
Tus padres te llevan a su habitación, la señora Mc Gonagal se queda abajo escribiendo algo en un pergamino viejo.

Tu padre abre las puertas del armario mas profundo de la habitación, y aparta las camisas dobladas de los cajones.
Debajo había un hueco muy pequeño, tapado por un trozo de madera, casi no podía distinguirse del resto de el mueble.

No entendías nada, tu padre parecía nervioso, mientras que tu madre no articulaba palabra.

-Adelante. Ábrelo.- Dijo mi padre, le temblaba un poco la voz.

Al cabo de varios intentos por fin consigues abrirlo.
Hay una caja, más larga que ancha, es negra y tiene una cinta azul que la rodea y acaba en un lazo. Está cubierta de polvo, se nota que lo la han sacado de ahí desde hace mucho tiempo.

Tus padres te siguen mirando con cara de preocupación, pero no puedes evitar ver una pequeña sonrisa que sale de la boca de tu padre. Tu madre intenta mantener la seriedad. Como siempre.

Abres la caja antes las dos miradas penetrantes de tus padres.
Dos palos llenos de polvo, curioso. Eso fue lo primero que pensaste, pero después de ver tu cara de asombro, es tu madre la que por fin se decide ha hablar.
-La de la izquierda es la mía. Madera de roble, interior de pluma de hipogrifo y pelo de caballo salvaje. 27cm, ligeramente flexible.
Y la de al lado la de tu padre...-
-Madera de olmo, interior de polvo de hongo mágico. Punta de cobre, 33cm, inflexible.

Simplemente alucinas, no puedes creer que tus padres no te hayan dicho nada de el tema desde que eras pequeña, estas muy confusa, y no sabes que decir. Después de unos segundos en estado de shok, te decides ha hablar.
-¿¿Por que no me habíais dicho nada antes??¡¡No lo entiendo!!
¿Soy una maga?¿Y vosotros también?
¿Por qué?¿Quién es esa señora de abajo?¿¿¿¿Por qué no sé nada sobre el tema????- Dices histérica, tus padres parecen haberse esperado esa reacción por tu parte.
-No queríamos decirte nada, -Dice tu padre-
Pensábamos que eras una squib... Nunca has dado señales de ser bruja, no ha sucedido nada extraordinario y...-
-Espera- Le cortas- ¿una que?-
-Una squib. Hijo de magos que no tiene cualidades para la magia- Aclara tu madre-
-Osea, que toda mi vida es una mentira-
-No exactamente, de pequeña convivías con la magia, pero con el paso del tiempo llegamos a esa conclusión, y decidimos ocultarte todo para que no lo pasaras mal, los squibs que saben que no tiene cualidades para la magia, suelen tener muchos problemas...- Dice tu padre-
-Bueno... Resumiendo, que soy una bruja, mis padres han sido magos y yo no sabía nada, una señora cuyo nombre no vuelvo a recordar, se presenta en mi salón, y me da la posibilidad de entrar en la escuela a la que asistieron mis padres de pequeños- Dices tratando de no alterarte-
-Si.- Contestan tus padres al unísono.
-Y nos parece estupendo por tu parte que estés dispuesta a ir, serán los mejores años de tu vida.- Dice tu madre al cabo de unos segundos.

Bajáis a hablar con la señora cuyo nombre no te acuerdas, y después de estás aclaraciones, está todo mucho más claro, pero aún así, no sabes que hacer. Tendrías que dejarlo todo, y encima hablar otro idioma, aunque eso no te supone mucho problema, ya que dominas el ingles perfectamente.

-Señora Mc Gonagal, me complace informarle de que (tn) está dispuesta a asistir a la escuela.- Le informa tu madre. Al fin recuerdas su nombre-
-Ohhhh, estupendo. Entonces, ¿ya sabe que ustedes...?-
-Si- contesta tu padre.
-Extraordinario- Procede a contestar la señora.
-Entonces podrán acompañarte a comprar el material necesario para este curso-

Entonces, la señora Mc Gonagal chasquea sus dedos, y aparece en sus manos la carta que tenía antes. Te la entrega.
-Me complace decir, que a partir de ahora, usted puede llamarme Directora Mc Gonagal-

Entonces, se puso de pie, se oyó un estruendo muy fuerte, y de repente desapareció.

Soy una Ravenclaw Donde viven las historias. Descúbrelo ahora