Smooth

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La música que patinaría Otabek la había escogido Yuuri, por eso, las notas musicales se escuchaban en el hogar del kazajo, se había vuelto una de sus favoritas, uno de sus hermanitos le había dicho que esa música le parecía más alegre que las otras, curioso le había preguntado cómo se llamaba, "Smooth Criminal tocado por David Garret", le había contestado Otabek.

Los tres niños rodeaban a Yuuri, le habían tomado cariño al japonés, pues este se había prácticamente adherido a la familia de Otabek, pues ya eran bastantes meses conviviendo juntos.

–¡Yuli! ¡Yuli!– exclamaba el más pequeño, mientras le jalaba el pantalón– ¡Calgame!

Y el de ojos chocolate lo tomo en sus brazos.

–Ya te ensuciaron de dulce– los regaño la madre de Otabek.

–No se preocupe señora, al contrario, yo soy el sucio, la práctica de hoy estuvo más intensa que nunca, mañana viajo para mi próxima competencia, y nuevamente disculpe por venir de nuevo, pero su hijo decía que hoy había preparado katsudon, solo por mi– dijo con las mejillas sonrosadas.

–Oh vamos, tu madre me regañara por no cuidar de su hijo, además gracias a ti, Beka se ha esforzado mucho más, enserio, lo veo tan cambiado.

"No es por mi señora, Yurio es la razón", pensó cabizbajo el japonés.

–Otra vez hablando de mi a mis espaldas– dijo Otabek apareciendo, ya bañado– tu turno– dijo aventándole una toalla a Yuuri.

–Gracias– dijo el japonés evitando la mirada.

Su madre siguió removiendo el contenido de la olla, el delicioso aroma de la comida envolvió la cocina.

–Desde que regresaste de Rusia te veo algo decaído– le dijo su madre– no me has querido contar, pero una madre sabe cuando algo no está bien, aunque sonrías cada vez que hablas con él.

Otabek se sorprendió de que su madre hablara de eso, ella nunca se había metido en su vida privada.

–¡Calgame helmanito!

Otabek le sonrió al más pequeño de los niños y lo alzo en brazos.

–Todo esta bien, madre.

–Yo solo digo que, si no estás convencido de algo, mejor no seguir, y me extraña hijo, pero tú siempre has seguido a tus instintos, tus corazonadas, por otra parte– la señora de ojos negros miro para cerciorarse de que no venía el japonés– ¿estas molesto con Yuuri? – murmuro– Como que los veo distantes, espero que no le hayas hecho una grosería.

–¡Por supuesto que no podría ser grosero con el! ¡yo le estimo mucho! ¡Y me desespera que...!

Todos quedaron quietos, era raro verlo perdiendo el control, pero el kazajo estaba en su límite, Yuuri ya no eran tan cálido, ni tan cercano, parecía que su mera presencia le hacía daño, aunque se esforzaba en disimular, y eso realmente tenía mal a Otabek.

–Lo siento– dijo acariciando la cabeza del niño que tenía en brazos, dejándolo en el piso le revolvió nuevamente los cabellos.

–Bueno, bueno, entonces solo son los nervios de las próximas competencias.

En ese momento Yuuri apareció, regalándoles a todos su hermosa sonrisa, esa que que iluminaba el lugar donde pasaba. Una vez todos en la mesa, el ambiente se relajó.

–Gracias por el detalle señora– dijo Yuuri.

–Oh cariño, no es nada, seguro extrañas tu hogar, además es solo un pequeño detalle para darte ánimos, ten por seguro que todos te estaremos apoyando en tu próxima competencia, además, esto es lo más natural en la familia, porque te repito jovencito, que tú ya eres parte de esta familia, ¿verdad Beka?

Yuri On FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora