Pensamiento 42

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Había sufrido infinidad de decepciones, le habían reemplazado incontables veces, todos lo habían despreciado y lo hicieron sentir inferior. Gracias a eso él creo su defensa, su muro, donde nadie podía acercarse; excepto ella.

Ella era la única persona con la que siempre esperó contar. Ella era su salvación, su lugar favorito, ella era su mundo.

Hasta que un día incluso ella lo dañó, aunque no lo destrozó, se había vuelto demasiado fuerte como para dejarse vencer por una simple puñalada.

No dolió el golpe, lo que le afectó fue el conocimiento de quién era dueño de ese vano intento por verlo caer: ella; la persona que más de mil veces lo ayudó a sostenerse, la que le enseñó a ser fuerte, la que le impidió darse por vencido. Era casi increíble que fuesen la misma persona.

Por eso aquella chica de mirada cálida y valentía extraordinaria murió para él ese día, la única persona en la que confiaba se había ido para siempre y junto con ella se fue la fe en otros, nadie nunca más pudo acercarse a sus sentimentos, su coraza se volvió mucho más fuerte que antes.

El aislamiento aliviaba las penas del chico o eso prefería creer, porque aunque odiara admitirlo, extrañaba quien era él cuando estaba con ella.

Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora