No soy una princesa.
No tengo reino, sólo quedan ruinas, recuerdos de que alguna vez existió, pero ya no más.
No soy una princesa.
No tengo castillo, ni choza, ni ningún lugar al cual llamar hogar.
No soy una princesa.
No tengo súbditos, ni sirvientes, ni nadie por quien preocuparme o quien se preocupe por mi.
No soy una princesa.
No tengo riqueza ni cualquier otro tipo de cosa valiosa, ni siquiera material.
No soy una princesa.
El rey, el único que me decía de esta manera, hace tiempo se fue y no volverá.
No soy una princesa.
La reina está, pero ausente, aún no comprende porqué el rey decidió irse y no acepta la realidad.
No soy una princesa.
Y aunque esté encerrada en un calabozo, aunque me custodie un dragón, aunque una bruja me haya encantado, ningún príncipe vendrá en mi rescate.
No soy una princesa.
Estoy sola y si necesito ser salvada solo yo puedo hacerlo, solo yo soy suficiente para mí, solo yo decido ser feliz.
No soy una princesa, y me gusta no serlo.
ESTÁS LEYENDO
Lo Que Nunca Te Dije
AléatoirePalabras que se quedaron en pensamientos, disculpas no dichas y cartas no enviadas. "Porque la muerte suele ser mejor remedio para una vida de remordimiento"
