VII

21 5 0
                                    

El cabello de Julián se pegó a su rostro y la lluvia lo empapo casi al instante. Su padre, aun montado en su caballo, se encontraba en el centro, tras él una figura encapuchada en una capa oscurecida por la lluvia. En ambas orillas un guardia del castillo desmonto su caballo.

— ¡Padre! ¡Esto es una locura! —grito Julián, su voz siendo ahogada por la lluvia.

— ¡No te metas en esto, Julián! –. El rey tomo firmemente las riendas del caballo, el cual se movía ansiosamente debido a la lluvia.

— ¡¿Los matarías?! ¡¿Matarías a tus nietos?!

—No lo entiendes Julián, ahí adentro hay dos cosas que me interesan. Esa amante de tu hermano no traerá nada más que problemas, distracciones que tu hermano no necesita. Además hay alguien ahí adentro que puede regresarle a nuestra familia lo que le pertenece.

Si Aryssa aún seguía gritando, Julián no lo sabía pues el ruido de la lluvia y el ocasional trueno disfrazaban los sonidos provenientes de la casa.

— ¿De que estas hablando? — pregunto Julián, tratando de distraer a su padre.

—Adentro —respondió el rey—, está la última sangre pura de la que algún día fue nuestra raza. Alguien quien aún posee la habilidad de cambiar de forma a voluntad.

Recuerdosde historias vinieron a la mente de Julián. Historias de seres capaces decambiar sus rasgos a voluntad, historias de como esa magia se perdió en sugente hasta que se extinguió, historias de rumores sobre su padre haciendocosas inhumanas a aquellos rumorados de aun poseer esa habilidad    

La asesina sin rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora