Su vestido de aquella noche, no sé si lo viste. Labios como el fuego, aunque nunca llama. Pasea su voz de luto por el día sin olas y tiende a los pesares aquellos de lluvia. Cuenta por la madrugada, que alguna vez llegará a quedarse dormida, y mientras tanto vela por que alguna estrella de aquella noche continúe encendida.