Capítulo V: Revelación

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Capítulo 5: Revelación

Salimos de mi casa para acompañarla, obviamente ella se negó porque estaba golpeado, pero por favor, ¿de verdad iba a dejar que se fuera hasta su casa sola y a esta hora de la noche? Contando que partía desde mi barrio, pudiendo encontrarse con los de la banda.

Una vez que llegamos a su casa, me iba a despedir, pero ella me extendió sus apuntes, diciéndome que al haber faltado dos días, con ellos, podría incorporarme fácilmente a la clase. Yo los acepté y sonreí, dándole las gracias.

Le dije que debería entrar en su casa ya, su familia estaría preocupada por ella, y ella asintió. Cuando se iba a entrar en su casa, hizo algo que me dejó sorprendido, porque se acercó a mí y me dio ¿Un beso? En la mejilla.

En ese mismo instante sentí cómo a mis mejillas se le subían un ardor y mi corazón empezó a latir muy rápido. ¿Y eso por qué? Salí de mi estado de shock cuando ella se despidió de mí y entró en su casa.

Giré sobre mis pasos y me dirigí a mi casa. La verdad que esto se estaba empezando a ir de las manos, ¿desde cuándo yo soy así? Tengo que evitar que ella vuelva a aparecerse por mi casa, y también intentar evitarla de cualquier modo, no quiero que se involucre conmigo.

A la mañana siguiente, me fui directo a la ducha, a vestirme y desayunar para ir a clase. Cuando me puse el uniforme, agradecí que los golpes no se vieran ni notaran, sólo uno que tenía en el brazo izquierdo, pero podría interpretarse como que fue un simple golpe. Y la herida de la navaja, con las mangas del uniforme, tampoco se viera.

Llegué a clase y esperé a que llegase a clase Serena, para devolverle sus apuntes, pero vi que sólo venía su hermano. ¿Estará enferma? La clase empezó y ella no apareció. Así que, al finalizar el horario, me acerqué a su hermano, ¿Qué cómo se llamaba?, para darle a él los apuntes de Serena para que se los diera él.

Cuando estaba en frente de él, me miró con cara de pocos amigos y antes de que pudiera extenderle los apuntes y hablarle, lo hizo él. - Si vienes a preguntarme por qué mi hermana no vino a clases. No es asunto tuyo - se giró sin dejarme que me explicara, pero se paró y se volvió a girar hacia mí - Oh, bueno sí. Es culpa tuya. Porque no deberías haberte acercado a mi hermana - me enojé. ¿Mi culpa? ¿Pero qué culpa? Si yo no hice nada. - Más bien ella se acercó a mí - ¿Por qué tuve que decir esta tontería? - Y ahora la culpa es de mi hermana, cuando tú has conseguido que mienta, que falte a clases y encima tenga la desfachatez de ir hasta tu casa -

Espera, ¿qué? ¿Qué sabía él? ¿Tiene algo que ver con que no haya venido a clase? - ¿Por qué no vino a clase? Ayer me dejó unos apuntes y vengo a devolvérselos - algo me decía que no había venido por un buen motivo, y bueno precisamente no sería - ¡Dámelos! Aunque ya poca falta les va a hacer - me los quitó de la mano. ¿Qué dijo? Oh, sí, ahora sí me iba a decir qué diablos pasaba aquí. - ¿Qué ha pasado con ella? ¡Habla! - le exigí moviéndolo desde los hombros.

Él se enojó por mi manera de hablarle y se soltó de mi agarre. - ¡Quita! Niñato violento. Ella no vendrá más a esta secundaria por tu culpa, porque esta misma mañana, mi padre la llevó a un internado fuera del país - ¿Cómo? Me quedé muy impactado. ¿Qué su padre había hecho qué? - ¿Cómo que un internado? - pregunté aun sin creérmelo - Si tú no te hubieras acercado a mi hermana, mi padre no hubiera tenido que tomar medidas. Y ahora, si me disculpas, adiós -

No, no, no. ¿Cómo que la habían llevado a un internado? ¿Por qué? ¡Maldita sea, y todo por mi culpa! Si es que no debería haberle dirigido la palabra en ningún momento. ¡Maldita sea! Le di una patada a una mesa del aula, moviéndola de su lugar y haciendo que la silla se cayera al suelo. Un profesor que pasaba por el pasillo, por el ruido, se percató de ello y me llamó la atención. Me dijo que me dirigiera a dirección. Una vez allí, me dijeron que quedaba expulsado del centro por tres días por acometer en contra del mobiliario escolar. ¡Tks! Como si me importara.

I Want to Save YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora