I Want to Save You

Capítulo XII: Invasión

Llegó el día en que tendría la prueba para la inscripción de la Liga de la Secundaria. Llegué a clases y saludé a Serena, que me preguntó qué tal me encontraba con respecto a mi madrastra. Bueno, la verdad que extraño; entre triste y aliviado.

Por un lado no la aguantaba, pero por otro, sentirse así de abandonado... me hace sentir mal. Ahora tendré que averiguarme qué hacer con el dinero... No será fácil encontrar un trabajo...

Entramos a clase y noté que las amigas de Serena no le dirigieron palabra alguna, cosa que me extrañó. Le pregunté y me dijo que no pasaba nada, que ellas así lo decidieron. Salió a refrescarse un poco, pero me dijo que no hacía falta que la acompañara cuando me ofrecí. Cuando volvió, la noté como preocupada, y más rara aún, hasta que me contó en el descanso que se debía a que una chica preguntó por mí. ¿Quién sería, si nadie de esta secundaria me conoce?

Le dije que no le diera importancia, pero me comentó que estaba así porque la chica le contó que quería saber cosas de mí. Vale, esto está empezando a ponerme nervioso. ¿Saber de mí? ¿Por qué? Dejamos la conversación cuando le dije que si ella le dijo a esa chica que era mi novia y ella se alegró, es porque detrás de mí, precisamente no iba.

Por fin terminaron las clases, y llegó el momento de mi prueba para la inscripción de la Liga de la Secundaria. Serena me acompañó a hablar con el organizador, y éste me dijo que me tenía que enfrentar en una batalla contra uno de los chicos ya inscritos. Yo acepté, y alguien quiso ser mi contrincante...

Nada más ni nada y menos que Kalm. A mí no me importó, ya que oí que él había sido de los mejores en varias ocasiones, y qué mejor batalla que contra un rival digno. Saqué de su Pokéball a Pikachu, el pobre debe estar muy agobiado ahí dentro, y se lo di a Serena para que observara la batalla. Aunque Pikachu fue mi primer Pokémon y mi fiel compañero, quería pelear con Greninja.

Kalm sacó a su Chesnaught, y se burló al ver que yo saqué a mi Greninja, ya que estaba en total desventaja de tipo. Pero, ¿eso cuándo me importó? Empezamos la batalla, y cómo era de esperar, no se dejaba intimidar por mis técnicas ni tácticas, usando él las suyas ala perfección. Pero en una batalla sólo puede ganar uno, y ese debía ser yo.

Y así fue. Después de una buena batalla, gané a Kalm. Todos los chicos se acercaron a mí dándome la enhorabuena, y el organizador acreditó mi inscripción. Kalm, por el contrario, se alejó del lugar sin decirme nada. No me sentó mal, solo esperaba que él tuviera buena deportividad, cómo el gran entrenador que es.

Agradecí al organizador y me acerqué a Serena, que en cuento me vio, se levantó de su lugar. Pikachu se me abalanzó al hombro muy alegre. Pregunté a Serena si quería que la acompañara a casa, y ella me dijo que sí, así que la cogí de la mano camino a su casa.

Pero de pronto, una chica apareció enfrente de nosotros. Por lo visto, esa era la chica que le preguntó a Serena sobre mí. Le pregunté por qué quería saber sobre mí, y ella, sin decir nada, se abalanzó sobre mí abrazándome mientras lloraba. ¿Pero qué? ¿Se puede saber qué le pasa a esta loca?

Como pude, conseguí separarla de mí, y entonces ella me dijo que era mi hermana. ¿Cómo que hermana? Esto no podía ser verdad, hasta dónde yo sabía, era hijo único. Entonces me contó su historia. Cada palabra que escuchaba... me hería cada vez más. Enterarte después de años, y de esta forma, que tu padre, al que siempre idolatraste, resultó ser un maldito mentiroso infiel que se metió con otra mujer estando con mi madre.

Pero cómo si no fuera poco, enterarte que tenía una vida totalmente paralela a la suya verdadera, con otra mujer y con su hija, fruto de esa relación. ¿Cómo pudo jugar de esa manera? La chica no paraba de llorar, y yo le dije la verdad, que estaba muerto.