Maratón 9/10

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Al día siguiente...

El ruido de los pájaros me despertó y hacía bastante frío para mi gusto, pero me encontraba calentita, era el pelaje de Picaso. Abrí los ojos y lo ví, como me miraba con sus hermosos ojos, lo acaricié y le regalé una cálida sonrisa. 

Estaba demasiado cómoda pero tenía que pararme para ver si Picaso se podía levantar o no, así que con pereza lo hice y Picaso levantó una pata, luego la otra, luego la otra y por último la lastimada. Al principio todas las patas le temblaban pobre, pero luego cuando se puso del todo de pie, cuando quiso comenzar a caminar, lo puedo hacer pero arrastrando la pata lastimada, el veterinario de me dijo que eso es lo que iba a hacer así que no tengo nada de qué preocuparme. Cuando dió unas vueltas y se acostumbró, ya no la arrastró más y se fue acostumbrando. 

Se agachó a mi altura y yo me reí, quería que me suba arriba de él pero no se si puede. El caballo seguía en esa posición y aunque le diga que no iba a seguir haciendo lo mismo, conociendo a Picaso, no va a parar hasta conseguirlo, si, prácticamente es como un humano pero caballo, es raro, lo se. 

Así que me subí con cuidado de no lastimarlo y él comenzó a andar despacio pero luego ya corría, me quedé muy sorprendida. No pensaba que se iba a curar tan rápido.

Dimos unas vueltas por el bosque peor no más allá, ya iba a oscurecer y no quería perderme con un pobre caballo lastimado. Nunca. 

Salimos del lugar y íbamos en una carretera de tierra, en dónde no pasaban autos ni nada. Yo iba cantando de lo más bien hasta que escucho un ruido detrás de los arbustos, me alarmo y el caballo para de golpe. Me bajo de Picaso y voy hacia donde provino el ruido y cuando logro ver quien era....

Son LLcea y Nico, que hacen acá??!! Ellos me miran preocupados y yo los miro extrañada. 

LLeca: Dónde mierda te habías metido Mariana??? -dijo enojado y yo fruncí el ceño pero a la vez solté un suspiro, en parte era porque gracias a dios no era otra cosa o alguien que los estaba persiguiendo; y en parte porque sabía que les debía una explicación de por qué había estado tan ausente y no había hablado con ellos. 

Lali: Perdón, de enserio chicos, pero vamos a tener que hablar en otro lugar más cómodo, vengan. 

Los 3 fuimos junto a Picaso a la casa donde teníamos nuestro lugar secreto, que ya no sería tan secreto pero bue, no hay otro lugar en donde podamos estar. Dejé a Picaso dormir en el establo y con los chicos entramos a la cabaña. Una vez que nos sentamos y nos pusimos cómodos, comenzamos a hablar. 

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Mírame  (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora