Quién esta no merece pena; muerete.

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Mis músculos se inmovilizan,
Y me duelen los huesos.
No siento absolutamente nada,
Por el frío tan horrible que invade mi cuerpo,
Pero,
Vivo en un trópico,
En el Caribe, donde esto no existe.
Sin embargo, estás aquí,
Y basta.
Basta para morirme congelada.

Nunca estás,
Y me jode,
Porque puedo estar en tus brazos,
Orándole al dios de las razones,
Porque algún día,
En la aventura, pueda encontrarte a ti.
Pero te hincas en el altar de la in-presencia,
Y te dejo.
Porque no consigo sentirme mujer, humana y viva contigo más.

Sin embargo,
Haya-le usted,
Una respuesta.
Una santa y benéfica,
A porque cuando estás no te busco,
Y el calor es mío si no estás.

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