Mi voz

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Mi voz solo llega a unas pocas personas, quienes se quedan a escuchar tras el estruendoso silencio de mi interior, los que escuchan mi voz escuchan silenciosamente, sin pestañear, atienden a cada palabra que sale de mi boca, ese silencio tan melodioso inunda el lugar, a ellos les encanta mantener toda esta calma.

La mirada de ellos nunca es diferente, siempre me observan igual de atentos y obedientes, mientras su cara de porcelana se dehace poco a poco, dejándome ver su interior, un muñeco, eso es lo que son... De repente la verdad me sacude y toda la multitud que deleitaba de mi voz se convierte en muñecos, atentos a lo que yo expreso: nada.

No hay sentimientos en mí, mi voz es una sorda exclamación de auxilio para quienes pensaba que me escuchaban. "Tranquila, yo te escucho, déjame ayudarte, sigue con tu voz adelante", eso dijiste, te creí, por eso seguí haciendo resonar mis mudas quejas sobre los que me escuchaban, sobre los muñecos inertes que se encuentran delante mía en estos momentos.

Uno se cae, y como efecto mariposa el resto de espectadores abandonan la sala, desaparecen, tras tocar el suelo me abandonan, dejándome sola, un escalofrío recorre mi espalda, e intento huir, ese lugar es horrible, "debo escapar", me repito mentalmente, con urgencia, pero me quedo en el sitio, mientras todo a mi alredor se desploma: el techo cae hacia el cielo; el suelo se convierte en olas que chocan unas contra otras, acercándose más a mí, para hacerme caer al vacío junto al resto, ser uno más, para ir a favor de la marea.

Sigo sin poder moverme, mi cuerpo no reacciona, mi final está cerca. Pienso en mi vida, o a lo que me dijeron que llamase "vida", esa etapa tan horrible y dolorosa, ahora que lo pienso, quiero irme, no quiero seguir "viviendo" esta "vida" monótona. Camino lentamente hacia los tablones que se desmonoran dejándome ver la nada, tan blanca como nunca había imaginado, "quizá no esté tan mal eso que parece luz", y salto, sin miramientos, pero... ¿Estos son mis verdaderos sentimientos? ¿Yo quería saltar?

Cerrando los ojos doy la espalda a la pura nada mientras el aire me golpea la espalda, abro los ojos y noto finos hilos que se comienzan a soltar de mis extremidades; observo a dónde momentos antes estaba con los muñecos, y ahí estás, quien dijo entenderme, tú no eres otro muñeco como los ya caídos.

Grito, pero nadie me escucha, ni siquiera tú, que estás observándome desde ahí arriba, "¿y eso que me entendías? ¿Por qué ahora no?" intento preguntar mientras dejo un rastro de lágrimas detrás, cierro los ojos y al volver a abrirlos consigo observar cómo vas cortando uno a uno los hilos que me atan a ti... A tu cruceta, con la que manejabas a marionetas, ¿seguías haciéndolo? ¿Estás haciéndolo?...

Primero cortas los hilos de las extremidades, ya no las siento, no puedo mover mi mano extendida hacia ti pidiendo ayuda; después, los hilos de mis recuerdos y sentimientos, ya no recuerdo nada de antes, solo sobre ti y mi voz, tampoco siento nada, excepto miedo y dolor, ¿no has cortado esos hilos?; sigues con tu labor, ahora acabas de cortar mi razón, no puedo pensar en nada más que no sea este momento, en lo que me va a suceder cuando separes del todo mi cuerpo, cuando quede desnuda ante esta nada tan blanca que me observa; lloro y lloro, intento gritar pero no llegan las palabras, llegó el momento, has cortado el hilo de mi corazón, observo al hilo alejarse de mí.

Sigo cayendo, no siento nada, no soy nada, mi voz no ha llegado, me has abandonado, tú, que me prometieras escuchar, ¿por qué sigues leyendo lo que no puedo expresar mediante mi muda voz?

Escucha mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora