Escucha mi voz

El árbol hecho de mí

Mi interior es un caos, dentro hay árboles de diversas procedencias, con flores que se ocultan entre los huecos de los troncos, buscando un refugio, donde no sean rechazadas; frutas que se esconden en la tierra y no saben el por qué; ramas que hacen formas imposibles y hojas que evitan todo contacto con el sol.
Los días de lluvia, las flores danzan, despacio, cayendo en penumbra; las frutas se empodrecen y comienzan a ser presa de sus invasores, los cuales les crean un sentimiento de vacío en su interior; las ramas se encogen, desesperadas, queriendo tener un poco de contacto con el sol que el día de hoy se le arrebató; las hojas cantan esperando a que el agua que cae del cielo desaparezca y tengan vía libre para hablar con las estrellas que se alumbran en la profundidad de la noche.
Los días de oscuras nubes, en las que no se ve ni signo del cielo azul, las flores se deprimen y al anochecer cantan preciosas baladas de amor y amistad; las frutas se entierran más, temiendo la posible tormenta que se avecina; las ramas se enredan más, haciéndose cada vez más irreversibles y testarudas, a la vez que más cortantes y con espinas recién talladas en el descuido; las hojas se vuelven más suaves y ondulan al característico viento de otoño, llenando de emoción el ambiente, haciendo latir de felicidad al resto, animándolos en sus días de lluvia.

Todo lo escrito es lo que siento, lo que pienso, lo que actúo y lo que oculto.