«Oscura como el carbón»

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Capítulo corto, dedicado a Andersong_

• Dimitri

Había conocido muchas mujeres en mi vida, pero ninguna como ella.

Era hermosa, muy hermosa; de tez blanca, y labios color carmesí que hacen contraste con su cabello negro azabache.

Aún no lograba entenderlo ¿Por qué me sentía de esta manera? ¿Qué tenía ella que la hacía diferente?

Me consideraba un ser despreciable, sin sentimientos, sin embargo a su lado era incapaz de controlar mis emociones, su sola presencia hacía a mi cuerpo estremecer.

Visitaba a diario aquel lúgubre lugar, el bar Souldark, sólo para verla.

"Era de noche y llovía a cántaros, el viento soplaba con fuerza y el frío comenzaba a calarme hasta los huesos, así que me refugié en el primer lugar que divisé.

Tenía por costumbre venir a este bar, pues se hallaba en las afueras del reino.

***

Comenzaba a molestarme, detestaba que me miraran de manera descarada.

La había visto en varias ocasiones, pero hoy, era diferente.

La susodicha se acercó, hasta finalmente sentarse a mi lado, en la barra. Posé la mirada en ella, detallándola de pies a cabeza, buscando sus puntos débiles.

Una sonrisita diabólica se plantó en mi rostro. Ya lo había decidido, ella sería mi próxima víctima.

Me apoderaré de su alma, haré una obra de arte con su cuerpo sin vida y como toque final, me deleitaré con su sangre hasta saciar mi sed.

Le di otro sorbo a mi bebida. Era un buen plan.

-Eres valiente -Dije rompiendo el silencio.

-Eso me lo dicen muy seguido -Respondió la desconocida con una sonrisa socarrona.

-¿Es que acaso no te das cuenta que podría matarte en un abrir y cerrar de ojos? -Le reclamé confundido ¿Qué ocurría con ella? ¿Acaso era tonta?

Podría matarla, aquí, a sangre fría, pero una vocecita en mi cabeza me lo impedía.

¿Por qué no me veía haciéndolo?

-¿Es que acaso no ves que eso me importa muy poco? No me importaría morir, si se que tú serías el causante -Admitió ella. Estaba perplejo. Sorprendido. Sentí mi corazón martillear frenéticamente en mi pecho ante dicha confesión.

Nuestras miradas se encontraron, sus ojos eran dos esferas, tan oscuras como el carbón, busqué en los mismo un ápice de mentira, que demostrara que lo que afirmaba era una total farsa. Debía serlo, cierto? Estaba seguro de que jugaba conmigo ¿O no?

Definitivamente esta chica estaba loca, pero, a mi me encanta la locura.

-¿Cuál es tu nombre? -Cuestioné.

-Louis."

Sonreí al recordar aquello, mientras caminaba de regreso al castillo.

Negué con la cabeza, esta chiquilla tonta será mi perdición.

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