•Walkyria•¿Qué pasaba?
El sonido proveniente de afuera era minúsculo, muy débil, casi imperceptible. Sabía que alguien ascendía por las escaleras, el repiqueteo que provoca sus zapatos al chocar contra la madera era lento y suave, como si quisiera intimidarnos, y lo estaba logrando. En cualquier momento cruzaría el umbral de la puerta ¿Qué pasaría después? ¿Quién era?
Estaba catatónica ¿Qué haría?
Me obligué a reaccionar, y corrí hasta la cocina tomando lo primero que vi: un cuchillo.
Me coloqué a unos metros de la puerta, preparada para lo que sea que estuviera al otro lado de ella. De improviso escuché un golpe fuerte y seco, abrí la misma rápidamente y mis ojos casi se salen de sus órbitas al ver que sobre el principio de las escaleras se hallaba un cuerpo. Un hombre, para ser más exactos.
¿Qué clase de criatura era?
Me acerqué a este con lentitud, estaba desmayado, o eso era lo quería creer. Noté que su respiración era pausada, como si durmiera.
-Zahira, ven acá -Le pedí - Ayúdame a levantarlo.
-¡¿Acaso estás loca!? -Exclamó sorprendida - No permitiré que un extraño se quede en mi casa, podría hacernos daño.
-No digas tonterías, en el estado en que está no mataría ni a una mosca -El joven ante mí se encontraba magullado, con algunos hematomas verdes y otros azulados, además, su vestimenta estaba machada de sangre ¿Será la suya? ¿O la de alguien más?
Dejé el cuchillo a un lado, y me dispuse a levantarlo dedicándole a Zahira una mirada de súplica y esta acabó cediendo. Reí internamente.
Lo cargamos hasta recostarlo en el pequeño sofá que se hallaba en la sala. ¡Oh no! Esto era serio, debí dejarlo afuera como Zahira me sugirió. Para mi mala suerte tenía a un jodido humano en mi casa ¡Qué maravilla!
¿Ahora qué debía hacer? ¿Amarrarlo? ¡No! Eso era muy exagerado, aunque no tanto ya que hablábamos de un humano. El podría atacarnos.
Maldición ¿Qué hago ahora?
Entonces pensé en registrarlo, y quitarle cualquier objeto que pudiera usar como arma. Sí, eso haría. Pero antes de llevar a cabo mi magnífico plan, me detuve a observarlo un instante. Tez blanca y algo fornido, cabello color ocre y con tatuajes en toda la extension de su brazo derecho, algunas pecas esparcidas por el puente de la nariz y pómulos, y una cicatriz que iba desde la sien izquierda hasta atravesar su ceja, la cual podía ocultar bajo el flequillo que caía de manera desordenada por su frente.
Con sumo cuidado me aproximé al desconocido, hurgando en los bolsillos de su pantalón de mezclilla, no encontré nada. Era una buena señal, creo. Cuando estaba por alejarme de él, este me sujetó por la muñeca.
-¿Quién eres? -Reclamó clavando su mirada en la mía. Vaya. Había leído sobre esa anomalía que afectaba a los ojos ocasionando que los iris fueran de diferente color. Y en este caso, el chico frente a mí tenía un ojo de color índigo y el otro color ámbar. Sorprendente.
-Sigo esperando una respuesta de tu parte -Me relajé un poco cuando aflojó el agarre que ejercía sobre mi brazo.
-Eso debería preguntarte yo a ti -Me defendí cruzándome de brazos. Él era el intruso, obviamente quien daría las explicaciones sería él.
-Tienes razón -Se levantó del mullido sofá a la vez que extendía su brazo hacia mí para presentarse - Mi nombre es Ethan, Ethan Románov.
-Bien, mi nombre es Walkyria a secas -Dije tajante - Y ella es mi hermana Zahira. - La cual todo este tiempo se mantuvo alejada de nosotros. Miedosa.
-Ya que nos hemos presentado... -Se sentó nuevamente. Al parecer estaba algo cansado -Debo disculparme por haber irrumpido en tu casa de esa manera.
Estaba un tanto sorprendida ¿Por qué se comportaba de esa forma? Tan educado ¿Acaso era una estratagema para engañarme?
-¿Qué hace un humano como tú por aquí? -Exigí saber.
-Es una historia un poco larga -Respondió Ethan.
-Tengo tiempo de sobra -Mentí mientras tomaba un banquillo para sentarme frente a él.
-Todo comenzo cuando las autoridades de Stadteknik[1] descubrieron que mi padre se involucró con una criatura maldita[2] condenándolo a la muerte por inyección de plasma[3]: líquido amarillento y letal que destruye el torrente sanguíneo hasta llegar a su corazón, debido al calor que genera al entrar en contacto con la sangre, dándole a su víctima un final lento y doloroso. Desde entonces me encontraba huyendo, hasta hace dos días cuando el Capitán Dominik Spútnik me atrapó, encerrándome en una prisión subterránea de su cuartel, localizado al norte de Trollbunden -Explicó brevemente.
-¿Y cómo es que estás aquí? -Quise saber.
-Cuando ocurrió la primera explosión, aproveché la oportunidad y me escapé -Aclaró con una sonrisa, se le notaba aliviado. ¿Eso quería decir que no era malo? ¿Que no estaba aquí para matarnos? Era mucha información que asimilar.
-Durante mi estancia en la mazmorra -Apoyó su cabeza en el respaldar del sofa a la vez que cerraba los ojos - Aparte de ser golpeado repetidas veces, descubrí algo muy importante, tan importante que podría ayudar a acabar con la guerra. Eso explicaba los moretones que tenía en el rostro, sin embargo ¿Qué era eso tan importante? ¿Se refería a Los Renegados?
-¿De qué estas hablando? -Pregunté curiosa - ¿Qué descubriste?
-No creo que lo entiendas -Se reincorporó con una expresión de duda en su rostro ¿Este chico me creía estúpida? Insólito. - Escapé únicamente con el propósito de buscar a alguien.
-¿A quién? -Comenzaba a molestarme tanto misterio.
-Al líder de Los Renegados.
[1] Stadteknik: Estado ficticio, donde se localiza el reino de Trollbunden.
[2] Criatura maldita: Nombre que usan los humanos para catalogar a los habitantes de Trollbunden.
[3] Plasma: También utilizado como material para crear proyectiles(balas, granadas, misiles).
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• Gemas del poder •
Truyện NgắnAquellos que posean el don de los seis elementos "Los Renegados" son los únicos capaces de salvar al reino del caos y la destrucción en el que se ha visto sumido desde hace 15 años, cuando sus líderes "Los hechiceros" fallecieron misteriosamente. Si...