Parte 14

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Nuestro destino era Zou, el lugar de nacimiento de Bepo. Nuestra parte del plan era sencilla pero tenía un problema: la isla no aparecía en el log pose.

Había pasado una semana desde que Law se había marchado. Él se había acercado a Caesar tanto como nosotros a Zou.

- Sabemos que tiene que estar en alguna parte de esta zona – marque un mapa que tenía sobre la mesa.

- Hay un par de islas cerca – Shachi apuntó a ellas.

- Creo que lo único que nos queda es subir a investigar, ver si podemos conseguir algo de información.

- Pero el capitán dijo que no nos desviemos del camino – dijo Bepo.

- Si tienes una mejor manera de hacerlo te escucharemos Bepo.

- Lo siento – dijo arrepentido.

- Esta decidido subiremos a la superficie.

- Sí capitana!

Perdimos unos días buscando la isla o más bien esperando a que Bepo pudiera recordar su ubicación, todo lo que conseguimos fue un aproximado.

Me dirigí a la sala de entrenamiento, tenía que seguir en movimiento si no quería perder más fuerza de la necesaria.

- Cada día a la misma hora, pareces un reloj – Jean entro a la sala.

- La constancia hace al maestro.

- ¿No crees que te estás exigiendo demasiado? Tus pesas son más grandes cada día, te estás presionando demasiado.

- Ahh, no lo había notado – "mentira", lo hacía porque mi fuerza disminuía y tenía que intentar mantenerla.

- Solo ten cuidado, ¿si?

- Sí señor – sonreí y continúe con mi entrenamiento.

Desde que Law se marchó no me había vuelto a desmayar pero me había fallado la fuerza y la nariz me había sangrado en una que otra ocasión. Agradecí el no toser sangre nuevamente, mientras más seguidos sean los episodios más grave sería la situación.



Llegamos a una de las "supuestas" islas cercanas a Zou. No era distinta a las demás: pequeñas casas distribuidas a lo ancho, sin cartel de Yonkou (sin protección), piratas causando estragos por todos lados.

En esta ocasión solo Bepo y Shachi me acompañaron a explorar la isla, ya que si llamábamos demasiado la atención podría traernos problemas.

- Separémonos, si algo pasa utilicen el den den mucho para pedir ayuda – ambos asintieron antes de salir en direcciones contrarias.

Antes de darme cuenta entre a una tienda de armas, tal vez mi subconsciente quería conseguir algo útil para proteger a la tripulación. Después de todo no podía defraudar a Law, ellos significaban el mundo para él.

"Katana, Katana, cañón, Katana... pistola".

Me detuve frente a ella sin saber que hacer, sin saber que pensar. Una pistola no requería fuerza para poder usarla pero la posibilidad de matar con ella eran mayores, además de que se necesitaba una buena puntería para poder sacarle provecho. Puntería inexistente en mí.

Tendría que aprender, era mi única opción. Law no se encontraba para salvar el día y no había seguridad de que volviera pronto. La tripulación dependía de mi.

"Una capitana sustituta incapaz de mantenerse con vida".

Compré el arma y salí de la tienda.

Caminé por varias horas antes de volver al submarino, tal vez Bepo y Shachi habían tenido más suerte que yo. Los encontré en el comedor junto al resto de la tripulación. La comida ya estaba preparada y lista para servir.

- Capitana la estábamos esperando- dijo Bepo al verme en la puerta.

- Bepo te lo he dicho antes, llámame Yuuki. Capitana es solo para cuando estamos en cubierto en las islas, sino me siento rara.

- Lo siento – dijo arrepentido.

- ¿Has tenido suerte? – se acercó a mi Shachi.

- Tsk, nada. Ni un alma que sepa su ubicación.

- Nosotros tampoco.

- Lo siento – repitió el oso.

- Comamos y demos por terminado el día, tal vez mañana tengamos más suerte.

- Sí capitana – gritaron todos para luego empezar a reír.




Al terminar la comida subí a cubierta para preparar unos cuanto tiros al blanco. Tenía que empezar a practicar lo antes posible. Dispuse unos cuantos tarros en hilera y me pare a unos metros de estos. Empecé a disparar hacia ellos pero de los diez tarros solo le di a dos. Los coloque nuevamente en su lugar y volví a intentar. Al igual que la primera vez solo le di a dos. Mera suerte.

- ¿Que estás haciendo con un arma? – Jean Bart apareció detrás de la puerta.

- Solo estoy practicando, pero no se me está dando muy bien que se diga.

- Intenta realizar el disparo cuando exhales, concentra tu fuerza en tu abdomen – asentí e hice lo que dijo.

Respire profundamente y al exhalar disparé. En esta ocasión la bala dio en el blanco. Lo volví a hace y cinco de los diez disparos dieron en el blanco.

- Si! Es un avance al menos jajaja – mire a Jean entre risas pero este me miraba seriamente-. ¿Pasa algo?

- Nada, sólo no te presiones demasiado.

Dicho lo ultimo se retiró, dejándome sola con mi práctica.



Los días pasaron y nuestra estadía en la isla parecía no tener final. Ya el día a día se había hecho una rutina: salíamos en busca de alguien, cualquiera que puediera darnos alguna información útil, volvíamos al submarino con las manos vacías, entrenaba con Jean pelea cuerpo a cuerpo, con la katana y terminaba mi día practicando tiro al blanco.

- Yuuki, el capitán la está llamando – apareció Pinguin en la sala de entrenamiento.

Me lancé sobre él para tomar el den den mushi.

- Law?

- Yuuki es bueno oír tu voz – me respondió.

- Puedo decir lo mismo, ¿cómo estás?

- Bien, las cosas están saliendo según lo planeado, ya me he podido infiltrar a la isla de Caesar. Solo debo ganarme su confianza y el resto será pan comido.

- Me alegra oír eso – una sonrisa se dibujó en mi rostro.

- ¿ Como están ustedes?

- Aún no hemos encontrado la isla pero estamos cerca. Estaremos ahí antes de que puedas darte cuenta.

- Sé que así será. Confió en ustedes... en ti.

- Te extraño – las lágrimas empezaron a caer por mis ojos,  no pensé que me afectaría tanto escuchar su voz.

- Yo también te extraño. Te tengo que dejar. Te amo.

- Te amo.

Y colgó. Deje el den den mushi a un costado y retome mi entrenamiento.

Una tos me invadió, impidiendo que pudiera respirar. La sangre cubría mis manos. Otra vez. Caí al piso inconsciente.

No huiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora