Me fui directa a mi habitación a hacer la maleta y largarme de aquí. No aguantaba más, las imágenes de Fernando besando a Alexandra por el cuello se me pasaban por la cabeza una y otra vez, lo peor fue que no se apartó después de un tiempo, seguramente se abría apartado cuando habría notado a alguien en la cocina.
No sabía lo que iba a pasar después de que me fuera, pero ahora mismo no la quería ver. Quería que me buscara y que me encontrara porque yo realmente la quiero, quiero estar con ella. Pero nada me iba impedir irme de esta mierda, no podía estar allí un segundo más pensando que el estaba allí.
Tiraba la ropa violentamente en la maleta sin doblarla, para tardar lo menos posible. Note como la puerta se abría, no me giré a mirar y seguí con lo mío, sabía que era ella.
-Elettra que estás haciendo, joder no viste que lo aparté. Solo quiero estar contigo, porque no te das cuenta de una puta vez- Lo decía alterada, desesperada. Por una parte la creía, la creía porque la amaba.
-Déjame vete, Alex vete joder- grite alzando la mano. La mire apuntó de llorar, sus ojos me lo decían todo y su respiración iba rápido como si hubiera corrido por mucho tiempo. Entonces fue cuando me puse a llorar, no entendía porque nunca podía estar bien con ella, siempre había algo que nos impedía estar estables.
-Porque nunca me quieres escuchar, nunca me quieres entender, Elettra. Solo huyes-
Me giré para no afrontar sus palabras y empecé a meter toda la ropa.
Noté su cuerpo pegado a mi espalda aguantándome e impidiendo que siga, yo intentaba salir de sus brazos. Ella me aguantaba fuerte con sus manos sobre las mías.
Y hay fue cuando rompí, se me caían las lágrimas desesperadamente con la respiración entre cortada, que me impedía decir que me soltase aunque nunca estaría preparada para eso.
Su cabeza se apoyó en mi hombro mientras sus manos me sostenían fuerte por mi forcejeo.
-Shhh ya esta cariño, estoy aquí, no te voy a soltar. Nunca- susurró intentando relajarme.
-Quiero largarme de aquí Alex, no quiero estar aquí-
Ella me dio la vuelta y me abrazo, sentía su calor refugiándome. En ese momento le creía todo, porque ella lo era todo para mí. Nose si me estaba engañando a mi misma, porque no quería saber realmente la verdad o a lo mejor no, a lo mejor eran mis celos ganándome la batalla una vez más.
-No quiero estar lejos de ti, ya nunca más por favor. Déjame estar contigo- murmuró en mi cuello.
La quería, estaba loca por ella. Cualquier cosa me molestaba, no soportaba que alguien le diese besos donde yo lo hacia, cuando había una reacción placentera por su parte y ponía los ojos en blanco. Y por eso me dolía tanto y el saber que no se apartó al mínimo puto segundo, eso lo tendría en mi mente cada vez.
Claro que seguiría estando con ella, porque si no me muero, me muero sabiendo que ella podría empezar a olvidarme y conocer a otras personas. Sabía que yo nunca podría pasar página, que nadie era como ella, nunca la dejaría ir. Esto era contradecirme y sabía que esto estaba mal y que se iba a cansar algún día de mis celos, nose si cansarse significaría no quererme, pero tampoco quería pensar en eso.
-Nena dime algo- dijo preocupada, posó sus manos en mis mejillas. Sus ojos se clavaban en los míos, sabía que no me mentía, lo veía todo en sus ojos, ese dolor inconfundible.
-Te amo- me salió sin más.
Sus ojos se abrieron y sonrío iluminando su mirada. Se acerco mas a mi dándome un beso en la frente y quedándose ahí por unos segundos, yo cerré los ojos al instante.
-Te amo yo también, si- dijo mirándome otra vez a los ojos muy cerca de mi labios, casi rozándolos.
Sus brazos rodearon mi cuello en forma de abrazo mientras nos mirábamos. Besó mis mejillas muy suave llevándose mis lágrimas.
-Confía en mi ¿si?- me dijo apoyando su frente en la mía. Me dio un beso suave en los labios y se quedó ahí, parecía igual de afectada que yo, no quería apartarme de sus brazos, era la única forma de hacerme sentir mejor.
-Entiende que me duele, me duele mucho lo que vi. Intento no reaccionar así, pero es que no soporto que alguien te toque así y que tu no lo pares al primer segundo- le dije mientras ella me acariciaba la cara con la yema de los dedos. Yo volví la cara hacia otro lado, me dolía lo último que dije.
-Elettra mírame- me volvió la cara hacia ella con sus manos en mi mejilla. Al mirarla se me cayo una lagrima y ella la beso.
-Creía que eras tú, cuando me volví para darte un beso a ti, vi que no eras tú y lo aparté sin más ¿si?- La creí porque quería creerla, porque no tenía otra opción en mi corazón.
-Te lo juro que me entro ganas de matarlo- Ella sonrió y soltó una risa, eso me hizo sonreír, me encantaba.
-Contigo soy así de loca celosa, pero me da igual ser una loca si es por ti- dije intentando dedicarle una frase romántica.
-Pues ya somos dos ¿no?- Pase un mechón detrás de su oreja, mirando toda su cara, sus ojos que ya no parecían tristes, sus labios.
La acerque con mi mano en su mandíbula, encontrando nuestras miradas, su respiración era agitada y yo sonreí porque me encantaba que se pusiera nerviosa bajo mi tacto. Agarre su mandíbula más fuerte atrayéndola hacia mi boca, solo nos rozamos, pero ya no aguantaba más. Junte nuestros labios por completo, sacando mi lengua para acariciar sus labios y mojarlos. Después la bese profundo y lento, su mano agarró el filo de mi camiseta y metió la otra por dentro de ella acariciando la zona. Ella me besaba con ganas y eso me excitaba mas. Nos empezamos a realmente devorar, me sentía la niña más feliz en ese momento, era donde quería estar, en sus labios. Sus movimientos me hacían marearme de lo bien que me hacia sentir. Y lo mejor de todo esto era que podía saborearlos cuando yo quisiera, porque ella era mía, era mi amor.