Fruto de mi imaginación.
Eso es lo que rogué que fuera cuando escuché el teléfono sonar en el salón.
Lo peor vino cuando llegué hasta allí y no era mi teléfono, sino el que me había entregado Salazar.- Hemos descubierto tu fucking mentira -Era Alyson, su acento americano al otro lado de la línea me irritó.
- No sé a qué mentira te refieres.
- Vamos rubia, ya está bien, deja el teatro.
- Estás flipando.
- Ay Daniela -Suspiró- No te haces a la idea de con quién te estás metiendo.
En el preciso momento en que pronunció mi nombre, supe que me habían descubierto.
Intenté hablar, pero ella me frenó.- Oh no, ni se te ocurra pronunciar ni una sola palabra. Simplemente escucha, alguien quiere hablar contigo.
Me dirigí rápidamente a la puerta de la habitación, para asegurarme que Elettra estaba ahí, en mi cama, sumida en un profundo sueño y aún desnuda, tras nuestra maravillosa noche. Por lo que el miedo que por un momento sentí, pasó.
Pasó, hasta que escuché la temblorosa voz de mi sobrina suplicando que, por favor, la sacara de ahí.- ¿Aitana?
- Sí, pelirroja, Claudia. Si quieres verla con vida, haz exactamente lo que yo te diga, ¿está bien?
- Alyson, como le toques un pelo te mato. ¿Oíste? ¡Te mato!
- No estás en condiciones de amenazar a nadie. Do you hear me? En una hora te quiero en la dirección que te voy a mandar por mensaje.
- Ahí estaré.
- Ah y que ni se te ocurra avisar a tus compañeros o la italiana, ¿está bien?
- Suelo arreglármelas muy bien sola, no te preocupes.
Corté y respiré hondo, buscando alguna forma de poder tranquilizarme, pero era prácticamente imposible.
Fui a la habitación y abrí el armario para coger la primera camiseta que encontré, pues aún estaba desnuda. Miré a Elettra y no pude evitar sonreír, sentándome al borde de la cama, admirándola mientras dormía.
Tonta pero románticamente, quizá, le susurré las palabras que había sido incapaz de pronunciar la noche anterior. Le dije que la quería mucho y que, precisamente por eso, me veía en la obligación de alejarme de ella. No podía permitirme ponerla en peligro a ella también.El mensaje que Alyson nombró anteriormente, no tardó en llegar, anunciándome el lugar de encuentro. Era un sitio muy apartado del centro de la ciudad, en las afueras, por lo que estaría desprotegida y debía tener mucho cuidado.
Terminé de vestirme y, sin dudarlo ni un segundo, salí de mi casa, casi corriendo.
Pero al salir me topé de frente con Tonino Lamborghini, genial.- Alexandra, querida -Dijo, dándome un gran beso.
Tonino siempre ha sido como un padre para mí.
Nuestros padres eran muy amigos y, cuando mi padre falleció, él fue quien prácticamente me cuidó. Por eso, también, Elettra y yo estábamos muy unidas, el cariño que le tenía a su familia era inexplicable.- ¿A dónde vas? -Preguntó.
- Eh... Voy... a... Nada, a solucionar unos temas en el banco, nos vemos después.
Y me marché, sin darle opción de réplica.
Mentir se me da mal, fatal. Se me nota en la cara cuando estoy diciendo la verdad y cuando no y, precisamente, porque Tonino me conocía perfectamente, tuve que irme de allí casi corriendo.