Capitulo 8.

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«Estúpida, estúpida, estúpida, estúpida».

________ estaba mirando fijamente el teléfono de su cuarto, preguntándose cómo podría explicarle a Paula que no podía acudir a la fiesta de inauguración de su nueva casa. «Hola, Paula, no puedo ir porque sé que Louis estará allí y llevo evitándole durante una semana. ¿Por qué? Porque el otro día perdí la cabeza. Estaba medio dormida y le ataqué como una amazona en celo.» Intentó decirlo en voz alta, por probar, y se dio con la almohada en la cabeza. 

« ¡Estúpida!»

Aquella noche, en el sofá de Louis, había perdido la cabeza por completo. Por supuesto, no había ido a su casa con la intención de seducirlo. Cómo seducir a Louis, que tenía a muchas mujeres, como aquella rubia del restaurante, dispuestas a bailar desnudas ante él para conseguir su atención. En cualquier caso, él se habría reído ante un intento por su parte en tal dirección.

Una imagen del beso le cruzó por la mente, una imagen parecida a las muchas que llevaban atormentándola durante toda la semana. En medio de una reunión de trabajo, o en el supermercado, o cuando trataba de concentrarse en sus dibujos. O por la noche, antes de dormirse.

En realidad, ese era el peor momento.

Suspiró profundamente. Había salido corriendo de su casa, disculpándose, pidiéndole que olvidara lo ocurrido, cosa que él, a aquellas alturas, probablemente ya habría hecho. Ella, sin embargo, no podía dejar de olvidar lo ocurrido. Sabía bien que no era aquello lo que él quería. No, no deseaba mantener una relación con ella, el beso había sido algo placentero, agradable, pero estaba segura de que Louis no quería mantener una relación con ella. Ella, por su parte, deseaba algo más...

Ella estaba enamorada de él.

Era algo que debería haber admitido mucho antes. Estaba enamorada de su mejor amigo. Cuando no tenía confianza en sí misma, con la amistad le bastaba. De hecho, en muchas ocasiones se había dado cuenta de que su amistad era mucho más de lo que ella merecía, pero ahora, cuando cada vez tenía más confianza en sí misma y mayor conciencia de sus deseos, tenía la sensación de que el matrimonio, la familia, los hijos, eran posibilidades al alcance de su mano.

Es decir, eran posibilidades con cualquier hombre en general, solo que ella quería a uno muy en concreto, quería a Louis. Ahí estaba el problema.

Suspiró. El no quería ser el señor Adecuado de nadie. ¿Por qué iba a querer si podía salir con cualquier mujer que quisiera? Su vida, como él mismo admitía, era «perfecta» y no tenía el menor deseo de cambiarla. No, nunca se enamoraría de ella.

«¿Y ya está?», le dijo, indignada, la voz de su conciencia. « ¿Y ahora qué?»

¡Tenía otras opciones!

Un nuevo ánimo la impulsaba. Buscó el bolso y sacó un trozo de papel con un número de teléfono.

—Hola, ¿Niall? —sonrió, mirando un vestido que acababa de confeccionar—. Soy ________. Me pregunta si te apetecía acompañarme a una fiesta esta noche.

Que Louis hiciera lo que le diera la gana, se dijo, mientras Niall aceptaba la invitación. Ella tenía que vivir, no podía hipotecar su vida a un sueño que no podía hacerse realidad.

***************

Louis llevaba media hora sentado en el sofá del salón de la casa de Paula. Trataba de reunir la energía suficiente para mantener un nivel mínimo de sociabilidad. Desde el episodio sucedido con ________ no tenía humor para relacionarse con nadie y en realidad solo había acudido a la fiesta por ver si hablaba con ella.

Habían hablado por teléfono un par de veces, pero era obvio que algo la molestaba, porque se mostraba distante y evasiva. Lo más probable era que se sintiera incómoda con lo que había sucedido en su casa el domingo anterior, quizás sintiera cierta vergüenza. Incluso había admitido hasta qué punto le faltaba práctica, como si fuera un crimen.

Apuesta arriesgada ~adaptada~Louis y tu~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora