Capitulo 3.

162 5 1
                                    

El jueves la paciencia de Louis se colmó. Estaba harto de verse apartado por completo de la «agenda de transformación» de ________. En realidad, ni siquiera había tenido tiempo de verla. Entre tanto, en él se había operado un cambio y ya solo tenía un objetivo: quitarle de la cabeza aquella maldita apuesta.

Metió su estilizado Mustang descapotable en el aparcamiento de Design Howes. Convencer a ________ de algo, sin embargo, era muy difícil, y conseguir que hiciera algo por su propio bien era prácticamente imposible.

—Soy imbécil —musitó, sacando el ramo de rosas blancas que le había comprado. A ________ le encantaban las flores, dos docenas de rosas rojas le habían salvado el cuello hacía dos años, cuando, por una broma estúpida, había acabado rompiendo el parabrisas de su coche.

Sin embargo, aunque no sabía por qué, se temía que aquella vez no podría convencerla tan fácilmente. Cuando ________ y él estrechaban sus manos para sellar una apuesta, no había nada que a ella le hiciera echarse atrás.

—Bueno —dijo una mujer desde la puerta—, ¿entras o piensas quedarte en la puerta toda la tarde?

— ¿Eh? —Dijo Louis, que se encontraba abstraído en sus pensamientos—. ¿Qué?

Yale, la recepcionista de Howes Design, le sonreía mientras sostenía la puerta abierta.

— ¿Esas flores son para mí, guapo? 

Louis le devolvió la sonrisa.

—No, es la pipa de la paz para ________. ¿Está?

Una extraña mirada cruzó el rostro de Yale.

—Claro. 

Louis siguió a Yale al interior.

—Vaya, vaya. Entonces, ¿eres tú lo que le ha ocurrido?

— ¿Lo que le ha ocurrido? ¿A qué te refieres?

—Está muy rara, Louis —dijo Yale, en tono confidencial—. O sea, quiero decir que nunca la había visto así. Está rara.

—Oh, no —musitó Louis. 

Yale se acercó más a él, rozándole el hombro con sus cabellos rizados y rojizos:

— ¿Qué haces este fin de semana, guapo?

—Penitencia —masculló Louis sin que la mujer le entendiera—. Gracias, Yale.

Avanzó muy aprisa por el pasillo. ¿A qué se refería Yale con aquello de que ________ estaba «rara»? Dios, ojalá no hubiera desempolvado los modelitos que su estúpido ex había diseñado, vestidos color pastel con botas militares, por ejemplo; ¿o se trataba de algo peor? ¿Cazadoras punkies con zapatos de, tacón? ¿Niquis de piel de leopardo? ¿Se habría afeitado la cabeza?

Suspiró profundamente antes de entrar y abrió la puerta del estudio.

Se quedó helado. 

________ levantó la vista un segundo.

—Eh, hola, pasa —dijo con una sonrisa cansada—. Tengo que terminar este diseño, llevo trabajando en él desde por la mañana. El cliente es una auténtica pesadilla. 

Louis se sentía igual que si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.

—Sí, sí, claro —balbució, sin saber qué decir—. Estás... estás... muy guapa.

________ volvió a levantar la vista por un instante y la volvió a fijar en su mesa de trabajo. 

Louis esperaba cualquier cosa menos aquello. Era cierto, tenía un aspecto muy extraño: estaba extrañamente atractiva, extrañamente bella, extrañamente sensual.

Apuesta arriesgada ~adaptada~Louis y tu~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora