Capitulo 10.

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Louis se despertó poco a poco. Sintiendo cómo entraba el sol a través de la ventana. Hacía calor y estaba cubierto de sudor, pero, por extraño que pudiera parecer, no se sentía mal. Más bien al contrario, sentía un abrumador bienestar. Se sentía feliz. ¿Cuánto tiempo hacía que no se despertaba con aquella sensación?

Rodó a un lado y se topó con un bulto en forma de mujer.

Se quedó helado.

Era su casa, su cama, su mejor amiga.

Oh, no.

Había hecho el amor con ella, varias veces en realidad.

Se había prometido no tocarla y... pero aquello no era una buena noticia. Hacer el amor con su mejor amiga podía dar pie a una relación condenada al fracaso. Sabía muy bien lo que estaba en juego y a pesar de ello se había portado como la mayoría de los hombres: había antepuesto el cuerpo a la cordura.

De haber sabido que aquello iba a ocurrir, se habría encerrado en casa, desconectando el teléfono y se habría sentado en el salón con las luces apagadas para no dar señales de vida.

Cerró los ojos y lo invadieron las imágenes de la noche previa.

Saltó de la cama, y se dirigió a la ducha. El agua calmó su cuerpo, pero, por el contrario, despejó su mente.

________ no era una cita de sábado por la noche, se dijo, era, posiblemente, la mujer más importante de su vida y no podía utilizarla de aquella manera.

«Pero quizás no la estuvieras utilizando».

Ah, la voz de la conciencia, siempre tan servicial. Como siempre sus consejos de nada servían, porque él no quería una relación con cualquiera y mucho menos con la única mujer cuya amistad quería mantener por el resto de su vida. Si mantenía una relación con ella acabaría por perderla, la situación era tan simple como eso.

«Muy bien, estropéalo todo, adelante, haz lo que quieras, te dejo que tú solito lo eches todo a perder».

Ya era hora de que la conciencia lo dejase solo, se dijo. Salió de la ducha y comenzó a secarse. Se miró fugazmente en el espejo. Su mirada estaba llena de furia. Lo cierto era que estaba peor de lo que pensaba. No dejaba de discutir consigo mismo.

Se vistió y se acercó al dormitorio. ________ seguía durmiendo. Al verla, no vio lo que veía siempre en todas sus relaciones. Al verla supo que con ella no se vería sumergido en una escalada de reproches, de celos, de pequeños dramas. Sabía que jamás se harían daño el uno al otro.

Mientras siguieran siendo amigos.

Pero, él la conocía y sabía que quería casarse, enamorarse perdidamente. Y lo merecía, pero no con él. No con él porque no quería perderla. No con él porque sabía que tarde o temprano él acabaría por darse cuenta de que había algo en ella que no podía soportar y ella acabaría por cansarse de sus juegos, de su humor y él querría entonces volver a su antigua vida, a la que ahora llevaba.

Y no quería hacerle algo así a ________, al menos no intencionadamente. No quería que ella se hiciera ilusiones porque no quería decepcionarla y porque no quería perderla. Por nada del mundo quería perder a la amiga que tanto necesitaba. Y la necesitaba desesperadamente, Dios, hasta qué punto la necesitaba.

«Control de daños. Para esto antes de que sea peor».

Buscó un trozo de papel y un lápiz y apuntó:

________, nos vemos a las siete en Hennesy ‘s. Louis.

Suspirando, la dejó en la mesilla y luego, porque no podía evitarlo, la besó en la frente antes de marcharse. «Después de esta noche ya no podré tocarla nunca más», se dijo. «Pero tienes que parar esto antes de sea demasiado tarde».

Apuesta arriesgada ~adaptada~Louis y tu~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora