Capitulo 5.

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A la mañana siguiente Louis estaba sentado en su despacho, delante del ordenador. Ya había tenido dos reuniones, dictado varias cartas e informes y examinado al menos media docena de propuestas para Lone Shark. A decir verdad, no había prestado la menor atención a ninguna de ellas.

La noche anterior se había acostado muy tarde, pero por fin había conseguido hacerse una idea de la situación. En las circunstancias en las que se encontraba, una pequeña campaña de venganza no es que fuera conveniente, sino absolutamente necesaria.

Cuando por fin él y su acompañante salieron del restaurante, estaba que echaba chispas. Había, montado todo aquello para demostrarle cómo se comportaban las mujeres que salían en aquella dichosa Guía, lo previsibles que eran sus tácticas y, a decir verdad, Diana había desempeñado su papel a la perfección. Lo que jamás hubiera imaginado era que ________ tuviera el temple no solo para imitarla, sino incluso superarla con creces.

Al final de la cena estaba tan enfadado que lo único que deseaba era dejar a Diana en un taxi y presentarse en casa de ________ para decirle un par de cosas. Solo se detuvo al pensar que tal vez su amiga no estuviera sola.

Y fue justo entonces cuando el hombre de negocios que llevada dentro tuvo una intuición genial. Tras dejar a su acompañante en un taxi, volvió al restaurante y le compró al fotógrafo del local por el triple de su valor el carrete de fotos que había sacado aquella noche. Para entonces había conseguido tranquilizarse bastante: ________ no era el tipo de chica que se acostaría con Niall la primera noche, de eso estaba seguro.

Se había portado de una forma tan escandalosa solo para vengarse de él, para provocarlo... y a fe que lo había conseguido. Ahora ella estaría esperando que él hiciera el siguiente movimiento... y ahí era precisamente donde entraban las fotos.

Llevó el carrete a una tienda de revelado rápido donde en menos de una hora le dieron una foto de no muy buena calidad pero en la que se distinguía perfectamente a ________ en el momento de llevarse a la boca la maldita cereza.

Tenía que pensar cuidadosamente qué hacer con semejante material, no se le podía olvidar que ella era una auténtica maestra en el arte de la venganza. Recordó que una vez había conseguido un fotomontaje de lo más logrado en el que aparecía él completamente desnudo, tapando sus vergüenzas con un sombrero, y que lo había hecho imprimir en todas las invitaciones para su fiesta de cumpleaños.

La verdad era que cuando había una apuesta de por medio, ________ y él dejaban a un lado cualquier escrúpulo. Enseguida iba a ver aquella descarada lo que la esperaba después de su actuación en el restaurante. Lo más extraño era que tenía que reconocer que el comportamiento de su amiga le había afectado profundamente. Le hubiera gustado que se tratara de puro enfado, pero se conocía demasiado bien como para decir eso: solo de pensar en lo ocurrido le hervía la sangre.

Se levantó y se asomó a la ventana, confiando que la brisa que llegaba del océano tuviera la virtud de relajar sus excitados nervios. Sin embargo, solo pudo disfrutarla un segundo antes de que alguien entrara sin llamar en el despacho.

— ¿Qué diablos significa esto?

Louis sonrió sin volverse siquiera. Conocía muy bien aquella iracunda voz femenina.

—¡Hola, ________! ¿Qué te trae por aquí?

Se dio la vuelta para enfrentarse a ella: los ojos le ardían como dos brasas. Llevaba una camiseta color azul claro y una vertiginosa minifalda. A Louis le pareció que la temperatura de la habitación había subido varios grados; rápidamente asió la hoja de papel que ________ le mostraba, concentrándose en ella como si fuera lo más importante del mundo.

Apuesta arriesgada ~adaptada~Louis y tu~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora