Era una mañana como cualquier otra. Me levanté preparado para entrenar un poco antes de esa tarde, puesto que tenía un campeonato importante. Lo que no sabía es que esa tarde marcaría un antes y un después en mi vida.
Por la tarde llegue al lugar X, y en el reparto de números me cuadro entre dos amigas. En un principio me sentí incomodo porque sentía que sobraba(mi pan de cada día), pero justo cuando pensaba decirle a una de ellas si quería cambiarme el sitio, ella empezó a hablarme. Dijo que se llamaba M****, y era preciosa. Tenía los ojos azules turquesa con el borde verde, su pelo era de un marrón pulcro con mechas rubias(presumo que eran naturales) y estaba recogido en una cola de caballo alta. Su mera presencia me hizo sentirme más vivaz y más capaz, y provocó que algo en mi cambiara.
Su amiga debió darse cuenta de esto porque me preguntó en varias ocasiones cuando M**** se iba momentáneamente, si esta me parecía guapa. Yo desde mi puta timidez me ruborizaba hasta el punto de alcanzar un color escarlata intenso. Me pasé mucho tiempo hablando con ellas dos, especialmente con la que había captado mi atención disfrutando todas y cada una de las palabras de miel que corrían a través de su boca. Cada vez que había el mínimo contacto yo simplemente no podía evitar sonrojarme y también fui capaz de ver cierto rubor en sus mejillas. Su actuación fue simplemente impresionante, era grácil y elegante, pero a la mismo tiempo fuerte y veloz.
El final de ese día aún con todo fue malo. No conseguí despedirme de ella. Maldita sea siempre mi suerte. Justo en ese momento decidí que no pararía de entrenar para el siguiente campeonato.
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*Bueno hola estimados lectores. Esta es mi primera historia de este tipo. No voy a meter ningún tipo de elemento fantástico. Solo quiero escribir una historia de amor con cierto desengaño que a cualquiera le pueda pasar. No creo que vaya a ser una historia muy larga, pero a todos los que leáis la historia solo puedo decir gracias.*