P.d.V. de M****:
Entré en el aula Magna un tanto ilusionada, y empecé a buscar sitio con la mirada. Había algo extraño, algo que me daba sensación de familiaridad, pero no sabía el que. De repente me di cuenta de lo que era... El chico de pelo trigueño y ojos marrones ya sentado en una fila de en medio. No podía ser, qué hacía X*** aquí. Nunca me sentí mal por lo que hice porque sabía que iba a ser igual que A*****, solo que verlo otra vez allí hizo que algo raro pasase. Estos años le había echado de menos? Simplemente deje de lado ese pensamiento, hice como que no le había visto y busque asiento lejos de él. Lo que me hizo pensar fue verle salir cojeando sobre una prótesis. Qué le había pasado?
P.d.V de X***:
"Otra vez tú no por favor" pensé.Porque tenía que estar ella ahí. De los 7 mil millones de personas que hay en el mundo tenía que estar la que menos ganas tenía de ver, pero también a la que más quería. Tuve la tentación de levantarme e ir a hablar con ella, pero al darme cuenta de que me había visto ya y había hecho caso omiso, ese deseo se desvaneció. Quería llorar y gritar sólo. Pero no podía hacerlo, sabía lo que conllevaría. Busqué en mi mochila las pastillas pero no las encontraba. Donde coño estaban? Justo en ese momento me acordé que las había dejado encima de la mesa de mi nueva casa. Aún tenía tiempo de ir y volver, pero no tanto para el ataque de ansiedad. Salí lo más rápido que pude cojeando sobre mi pierna artificial, y llegué a tiempo. Pero no sabía si volver.