Caputulo 22. Feliz cumpleaños

3K 204 6
                                    

El sol se filtraba por el balcón de la habitación iluminándola por completo, abrí mis ojos y lo vi perfecto, tal y como lo recordaba de la noche anterior. Sus tupidas pestañas reposaban tranquilamente sobre sus mejillas y sus labios ligeramente separados. Respiraba lentamente elevando ligeramente su pecho con cada inhalación. Las sabanas le cubrían desde el abdomen bajo hasta la mitad de los muslos, veía muy tranquilo y en paz. No sé cuánto tiempo pasó mientras lo observaba, hasta que pase mi dedo ligeramente por su pecho y abdomen, concentraba mi vista en el dedo que recorría su espectacular anatomía cuando hablo.

-Sabias que es un delito acosar con la mirada y tocar a alguien indefensamente dormido!-, dijo con vos ronca y sexy. Sonreí y el me dio un suave beso en los labios.

-Buenos días princesa.

-Buenos días-, le sonreí mientras miraba sus ojos admirando su color, que en la mañana parecía ser más intenso y hermoso que antes.

-Conque novio eh?-, elevó sus cejas mientras hablo con picardía. Recordé el conflicto el día anterior y sonreí.

-No sabía cómo explicarlo-, susurre mientras negaba con la cabeza repetidamente.

-No me desagrada para nada la idea-, dijo mientras elevaba suavemente mí rostro con dos dedos bajo el mentón, -si tú quieres-, aclaró. Ladee mi rostro ligeramente y lo mire con mis cejas apenas juntándose.

-Déjame decirlo mejor...Andrea, me encantaría que fueras mi novia, que dices?-, me miró intensamente esperando mi respuesta.

Sonreí, -Si, si quiero...lo que me recuerda...Feliz Cumpleaños!-, y el me besó apasionadamente.

-Número veintinueve-, me susurró al oído.

***

Viajamos desde temprano por casi 3 horas a las afueras de una ciudad pequeña, hasta que llegamos a la finca que Santiago mencionó el día anterior.

La propiedad era una mezcla de ambientes, había una lujosa casa campestre con piscina, zona húmeda y unos lujosos jardines muy bien cuidados. En la parte posterior había una modesta casa de los trabajadores, unos establos y canchas de tenis.

El resto del día lo pase recorriendo parte de la propiedad que según el capataz equivalía a 5 hectáreas. Mientras Santiago se ponía al día con los trabajadores y el personal de servicio recibía los camiones con utensilios para la fiesta.

Toda la primera planta de la casa se desocupo para la fiesta. Se instalaron mesas cubiertas de hermosos manteles brillantes color beige, los centros de mesa eran recipientes de vidrio con piedras de cristal de colores en su interior y con una vela que sobresalía del centro. Las mesas se dispusieron alrededor de los salones dejando un área central destinada para bailar y en el jardín lateral había una tarima con luces para que tocara la banda que animaría el festejo.

A las 8:00 pm comenzaron a llegar automóviles y camionetas lujosas y costosas que los encargados acomodaron en el amplio estacionamiento y en parte del jardín delantero de la casa.

Estaba muy nerviosa, no sabía cómo iba a salir esa noche, hacía mucho tiempo no tenía interacción con...nadie y mucho menos con tantas personas juntas a las que no conocía.

Me dispuse a vestirme y arreglarme. Me puse el vestido que había comprado el día anterior, una falda en seda negra con abertura en la pierna derecha hasta el muslo, un corsé de la misma tela decorado con pedrería perfectamente ajustado a mi torso que elevaba aún más mis pechos, y dejaba parcialmente descubierta mi espalda por el trenzado. Llevaba unas sandalias de tacón plateadas y una cartera de sobre en el mismo color. Recogí mi cabello en una cola alta que caía perfectamente lisa y me maquille resaltando mis ojos.

Santiago entró a la habitación luciendo un smoking negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo y lo hacía ver demasiado guapo, tan sexy y desvestible!

-Wow!, pero que?...estas...perfecta!-, dijo con sus ojos brillosos mientras caminaba hacia mi, paso uno de sus brazos por mi cintura y me atrajo a el, se acercó a mí cuello y aspiro mi aroma, -hueles delicioso-, dijo mientras depositaba un beso ahí, logrando ponerme más nerviosa y un nudo se instauro en mi estómago, seguro que no podría comer hoy.

-Santiago, yo...quiero darte esto-, tome la pequeña caja de terciopelo rojo que estaba en mi maleta y la puse en sus manos.

Me miró con el ceño fruncido y con curiosidad.

-Es por tu cumpleaños-, dije asintiendo, -vamos! ábrela-, Santiago abrió la caja y saco una cadena de oro con una medalla. Sus ojos relucieron y me sonrió de lado.

-Es San Judas Tadeo, el patrono de las causas difíciles-, le explique.

-Como nosotros-, susurró y asentí. Le puse la cadena y la introduje por el cuello de su camisa.

-La llevaré siempre conmigo-, prometió llevándose la mano al pecho y sonriendo.

***

Baje tomada del brazo De Santiago. Muchas personas habían llegado a la fiesta, personas adineradas por su manera de vestir y actuar. Me presento a todos como su novia y cada vez que me notaba tensa apretaba mi mano y me susurraba alguna ocurrencia al oído que me hacía sonrojar y sonreír.

Fui consciente de las miradas fulminantes que muchas mujeres me lanzaban, algunas más atrevidas que otras llegaron a preguntarle si yo era su hermana, que descaradas!.

Era increíble ver el derroche de dinero en aquella fiesta, solo se sirvió whysky y champaña, las entradas fueron canapés de salmón ahumado y caviar, de plato fuerte se sirvió carpaccio de langostinos, y el postre fue la torta de cumpleaños que previamente Santiago corto para las fotografías, cuando la banda canto la canción de cumpleaños y el soplo las velas, fue torta red velvet con Frosting de queso.

Los obsequios no se quedaron atrás, relojes que jamás en mi vida podría comprar, lapiceros bañados en oro, en oro!, por Dios que desperdicio!, accesorios de diseñador, viajes, ropa traída de París, y su "socio de negocios" le obsequió un bote, no se que me escandalizo más de todo eso.

Fui ligeramente consciente que estaba rodeada de narcotraficantes en aquella fiesta a juzgar por la cantidad de guardaespaldas que había, y un ligero temor me invadió el pecho solo de pensar que en cualquier momento algún pleito entre personas alcoholizadas pudiera salirse de control y terminar en una tragedia.

ESTOCOLMO la historia de Andrea y SantiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora