Dormida en el sofá

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No vi a León parado donde siempre esperándome. Lo busqué pero no logré encontrarlo.
Así que me fui al departamento y al llegar. Tampoco estaba, supuse que se había quedado con sus amigos un rato, así que me dediqué a preparar la cena. Pasaban las horas y León no llegaba. Estaba preocupada.

Ya era casi media noche cuando el picaporte de la puerta se abrió, era él pero caminaba extraño, creí que le había pasado algo pero cuando me acerqué un poco más, me di cuenta de que apestaba a alcohol, estaba borracho, no lo podía creer, León con gran dificultad entró a nuestra habitación y se lanzó a la cama. Estaba tan molesta que decidí dormir en el sofá y aunque tenía bastante insomnio después de un rato me quedé profundamente dormida.

Al día siguiente me levanté y desayune algo, me bañé para después irme a la universidad, no había hablado con León, ni siquiera lo quise despertar, al llegar a mi salón, uno de los maestros presentaba a un chico nuevo que se había inscrito en la escuela, el profesor nos recalcó más de una vez que fuéramos solidarios con nuestro nuevo compañero, todos asentimos y después el chico se presentó en frente de todos.

—Me llamo Esteban, me gustan las motocicletas y leer, sé que suena algo contraproducente, pero las cosas fuera de lo común son mi especialidad.

Varias personas se rieron, tenía buen sentido del humor, era bastante alto, vestía con una cazadora negra y jeans azul marino, tenía el cabello ondulado con un tono castaño brillante, sus ojos eran azules y tenía dos perforaciones en el labio inferior. A todas mis compañeras se les caía la baba por el chico nuevo, pero yo no puse mucha atención, el profesor le dijo que tomara un asiento, él chico obedeció y se sentó detrás de mí.

Durante la clase tomaba apuntes y después de un rato sonó el timbre para salir a la cafetería, cuando me levanté para irme Esteban me tomó por el brazo y me sonrió.

—Hola ¿Cómo te llamas?

—Mariana —respondí soltándome de su sorpresivo agarre y terminé de guardar mis cuadernos en la mochila.

—¿Puedo estar contigo en la cafetería por hoy?.

Me quedé pensando unos instantes. Hoy no iría buscar a León, estaba muy molesta con él todavía, así que acepté acompañar a Esteban y aprovechando le di un recorrido rápido por la escuela. Llegamos a la cafetería y todas las chicas volteaban a ver a mi nuevo compañero. La verdad no sé qué tenía de especial. Después de un rato se acabó el receso. Me despedí de Esteban diciéndole que tenía otra clase diferente y desaparecí por el pasillo.

Al salir de clases me dirigía a la puerta de salida y me topé con Esteban una vez más, me preguntó si podía hacer equipo conmigo respecto a un trabajo que nos había dejado el profesor y le dije que sí, entonces me pasó su número para ponernos de acuerdo y vi a lo lejos que León me miraba. Creo que estaba algo molesto.

HASTA QUE TE CONOCÍ (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora