ROTO

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POV. LEÓN.

Mariana se ha ido, todo es mi culpa, mis malditos celos y mi maldita adicción.

Después de que ella se marchara me derrumbé, rompí en llanto, recordé cuando mi mamá me abandonó, pero esto se sentía peor. Se había ido por mi culpa, le había hecho daño. No estaba en mis cinco sentidos, quería lastimarla y hacerla pagar por su traición. Una traición que yo me inventé en mis pensamientos pendejos.

Destrocé todo lo que había a mi paso, traté de desahogar mi dolor bebiendo alcohol hasta desfallecer, pero me puse peor. No paraba de llorar, no podía seguir viviendo sin ella.

Mariana lo es todo en mi vida, por ella quise superarme y lo he echado todo a perder por mis malditos vicios, tengo que hacer algo para que me perdone. Que regrese conmigo, no puedo perderla. Tengo que hacer algo y tengo que hacerlo ya, antes de que sea demasiado tarde.

***

Pov. Mariana.

A penas y dormí una par de horas. Tenía que ir a la universidad, era viernes pero no me gustaba faltar a clases, traté de hacerme ver lo mejor posible usando maquillaje para ocultar mis ojeras y me fui a la universidad, Jazmín me hizo favor de llevarme ya que le quedaba de paso en su trabajo, al llegar me despedí de ella y bajé de su auto.

Sólo tenía dos clases así que no se me haría el día tan malo, hasta que me topé con Esteban.

—Hola bonita, ¿Podemos hablar?

—Ahora no Esteban... No estoy de ánimos.

—¿Por qué? —Esteban se puso en frente de mí sujetándome el rostro para que volteara a verlo a los ojos—. Déjame ayudarte Mariana.

Entonces me envolvió en sus brazos. Y le correspondí, mi corazón estaba completamente ROTO. Me derrumbé en lágrimas, pero después de un rato solo eran sollozos, ya no tenía lágrimas para llorar, Esteban solo me sostuvo entre sus brazos acariciándome la espalda tratando de reconfortarme hasta que me separé de él y limpié mi cara con la manga larga de mi suéter. Entonces vi a León al final del pasillo por encima de su hombro. Él jamás había entrado a esta sección de la universidad porque estaba en otra carrera. Entonces lo vi negar con la cabeza, se dio la espalda para terminar de irse.

—¡León! —grité con todas mis fuerzas y corrí a alcanzarlo, tenía que explicarle lo que había pasado.

—León por favor —le hablé jalándolo hacia mi abrazándolo, entonces con la voz agitada pude apenas esbozar—. Perdóname, perdóname mi amor. Te amo te lo juro que te amo.

—No jures en vano Mariana, te he visto en sus brazos.

—No pienses cosas que no son por favor, te lo suplico —León me había abrazado pero después delicadamente apartó mis brazos de él.

—Te venía a pedir perdón, pero... —me miró a los ojos y sus lágrimas cayeron—. Pero es mejor para ti que estés lejos de mí, hasta que te conocí creí que podía controlar mis adicciones, pero no puedo, es más fuerte que yo y tenerte a mi lado solo sería dañarte. Te mereces a alguien mejor que yo.

—¿Cómo me puedes decir eso? Por favor, yo sé que tú puedes superar esto —supliqué tomando su rostro y lo besé. Un beso desesperado por demostrarle cuanto lo amaba. Que no quería estar lejos de él, León me correspondió por unos momentos, pero después se separó de mí bruscamente.

—Esto se acabó Mariana, es lo mejor para ti, no puedo permitirme hacerte daño con mis problemas. Te amo.

Vi a León alejarse por el pasillo, me sentí rota, como si me hubieran quitado mi sentido de vivir. Me dejé caer al piso llorando, luego sentí unos brazos adueñándose de mi espacio y me acogieron a él. Era Esteban.

—No voy a dejarte sola, todo va a estar bien.

Yo solo cerré los ojos.

HASTA QUE TE CONOCÍ (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora