Dos.

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Gracias, Kiyoshi.

#2
Confusiones.

Ha escuchado a sus demás compañeros de clase hablar sobre lo que significaba el último año de preparatoria. Él no quería creer que de verdad supondría un problema, pero algunos de esos adolescentes en camino a la juventud-adulta lo hacían parecer de ese modo. Se colocaba sus audífonos cada que alguien abría la boca sólo para comenzar a recitar todos los problemas que se le vendrían encima en cuanto saliera con un diploma del instituto.

¿Qué tan difícil podría resultar empezar a ser adulto? Era sólo un gran cambio en toda su rutina. No podía ser la gran cosa, ¿o sí?

Suspiró dirigiendo su vista a la ventana. El día estaba nublado y el viento soplaba lejos los últimos pétalos de Cerezo de los árboles. Primer mes, concluido.

El timbre sonó y salió del aula sin quitarse los audífonos aún. La canción que escuchaba terminó y antes de que comenzara la siguiente en la lista de reproducción, la conversación de unas chicas captó por completo su atención.

—Entonces, ¿lo has visto?

—¡Es el chico más guapo que he visto! ¿Cómo dices que se llama?

—Uhm.. Miyaji-san, si no mal recuerdo.

Se quedó de piedra unos instantes y retomó el paso de forma apresurada hasta llegar a los baños y encerrarse en el último cubículo. Quitó la música y sacudió su cabeza un par de veces para evitar que las ideas raras entraran en su cabeza. ¿Qué le importaba? ¿Por qué la simple mención de su nombre lo alteraba tanto? No era alguien importante en su vida, sólo... sólo un chico molesto que siempre intenta entablar una conversación con él cada vez que visita el Café Literario donde trabaja.

"Eso se ve interesante. —exclama el chico rubio al pasar por su lado. Él mira su tarea y luego al chico sin ninguna expresión."

" —¿Tienes hambre? O a lo mejor estás cansado, más de una vez te he visto cabecear. —los ojos miel lo observaban seriamente, casi con preocupación. ¿De verdad lo había estado viendo? "

" —¿Qué año cursas?

El último.

¿Ya? Vaya, increíble. —le sonrió de lado —Dime si tienes alguna pregunta o algo, yo hace dos años que me he graduado."

Y así otras tantas conversaciones que, de no ser por él y su actitud desinteresada, seguramente se habrían alargado más. No es como si Miyaji le desagradara, simplemente era muy malo para conocer gente nueva. Ya de por sí le costó muchísimo integrarse al pequeño grupo de amigos que posee ahora, no se creía capaz de lograr eso con alguien más. De todas formas, le sorprendía que el chico no le haya dejado de hablar aún. Es más, podría apostar a que incluso intenta acercarse a él con más decisión.

—¿Por qué me importa lo que ese tonto haga? —se cuestionó a sí mismo Mayuzumi antes de salir por fin del cubículo —Estoy perdiendo la cabeza.

Salió del baño con miles de pensamientos dirigidos a aquel chico que trabajaba en el Café Literario. Quería evitarlo, pero le era muy complicado. Quería vivir su vida sin tener que preguntarse cada día por él. Quería dejar de meter la excusa de "tener que hacer un trabajo" para poder verlo luego de clases.

Sí, definitivamente, estaba perdiendo la cabeza. Quién sabe si no la ha perdido ya.

" —Oye.. ¿Miyaji-san?

Oh, rayos. Me has hablado. —le miró sorprendido el chico rubio mientras esbozaba una amplia sonrisa —Esto es nuevo.

Mayuzumi carrapeó para ocultar su ligero nerviosismo.

Mejor olvidalo.

¡No, no! Lo siento, lo siento. — Miyaji se sentó frente a él en la mesa no queriendo que el otro se fuera —Por favor, no te vayas. Dime qué es lo que querías.

Al peliplata se le aceleró un poco el corazón y se removió incómodo en su asiento.

Tú... ¿cómo supiste lo que querías hacer luego de acabar la preparatoria?

¿Yo? Pues.. sólo seguí mis sueños. —se encogió de hombros sin dejar de mirarle con curiosidad —¿Por qué preguntas? ¿Acaso no sabes qué harás?

Mayuzumi se inventó una excusa y se fue de allí."

Las cosas no mejoraron a lo largo de las siguientes semanas. De alguna forma, acabó llendo al café casi todos los días. No quería involucrarse, de verdad que no. Pero había algo en ese chico que le hacía imposible el alejarse.

Y comenzaba a asustarle un poco ese hecho.

(. . .)

Estaba agotado ese día. Había tenido al menos tres exámenes, clase de Educación Física donde tuvo que correr durante quién sabe cuántos minutos y metros; y además de todo a Akashi se le ocurrió diseñarle un programa totalmente nuevo para el entrenamiento, el cual era dos veces más intenso.

Sin dudas, se encontraba cansado tanto física como mentalmente. Lo único que deseaba en ese momento era llegar a su hogar, ducharse y dormir durante horas. A fin de cuentas era viernes y no tenía porqué levantarse temprano al día siguiente. Era un plan perfecto.

Sin embargo, no contó con que el ser humano que ocupaba su mente las últimas semanas lo interceptara al pasar por el café.

—Hey, Mayuzumi.

Hizo una pequeña reverencia antes de retomar su caminar. No quería verlo ahora, no se sentía de buen humor y estaba tan agotado que ya casi ni podía pensar con claridad.

—Oye, estaba pensando. —apareció a su lado de repente y el peliplata lamentó no poder caminar más rápido —¿Qué tal si te invito un café? Luces cansado, ahora que me fijo.

—Para nada. ¿Qué pretendes?

En aquel punto Mayuzumi estaba, prácticamente, arrastrando sus pies para caminar. Le pesaba el cuerpo horriblemente, debía descansar.

—¿Por qué piensas que yo..-? ¡Woah, espera!

De no ser por los rápidos reflejos de Miyaji, Chihiro estaría ahora en el suelo. Tropezó con algo y, al no sentirse con fuerzas para seguir, intuyó la posibilidad de dejarse caer. Quería, deseaba, anhelaba dormir de una vez.

—¿Estás bien? ¿Mayuzumi? —el rubio no le soltaba y lo observaba con preocupación bastante notoria. Sus rostros se encontraban cerca y el ojigris aspiró el aroma del contrario sintiéndose cálido y embriagado de éste al instante.

—Creo que necesito ese café. — acabó diciendo Chihiro sin pensar realmente sus palabras.

Miyaji esbozó una sonrisa, complacido con la respuesta recibida. De esta forma, ambos se dirigieron a un café al otro lado de la calle.

ɢʀᴀᴄɪᴀꜱ, ᴋɪʏᴏꜱʜɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora