Extra #2.

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Gracias, Kiyoshi.

Juntos.


--Ten cuidado, es pesado.

--Descuida, lo tendré. --gimió al sentir un ligero ardor en los brazos --¿Qué demonios llevas dentro?

--Libros ¿qué otra cosa?

--Oh, no lo sé, --replicó con sarcasmo --¿tú ropa, quizás? No parece que la hayas empacado.

--La tengo toda aquí. --respondió enseñándole un bolso negro que colgaba de su hombro izquierdo.

--¿Toda? --alzó una ceja.

--Toda.

--Nunca cambias. --suspiró rodando los ojos.

Mayuzumi sonrió golpeando levemente el hombro del otro chico. Miró a su alrededor sin poder creer lo que estaba a punto de hacer.

Iba a mudarse a un departamento con su novio, Miyaji Kiyoshi.

Si debía ser honesto, jamás se le pasó por la cabeza dicha idea, es decir, es en lo último que habría pensado hacer apenas lo conoció. En ese entonces, lo único que esperaba del rubio de preciosos ojos miel era su atención, despertar interés alguno en él, que pudiera notarlo y verlo como lo que realmente era.

Y lo consiguió.

A sus 22 años, Mayuzumi Chihiro acababa de graduarse finalmente de la Universidad; trabajaba en una editorial como pasante, y ahora aplicaría para un empleo de tiempo completo para poder ejercer su profesión. Mientras, Kiyoshi, ya con 24 años casi 25, es un periodista reconocido en Kyoto y otras ciudades cercanas esperando la oportunidad de cumplir su sueño; sigue esforzándose y trabajando duro para alcanzarlo.

Y Mayuzumi es feliz viéndolo hacer lo que ama.

--Traeré lo último. --anunció el mayor de ambos dejando la caja que cargaba en el suelo y suspirando --Puedes verificar que nada se haya roto, si quieres.

Él asintió y el chico salió por la puerta. Observó el lugar con emoción recorriendo su ser así como una sensación hogareña que ya había experimentado varias veces cuando Kiyoshi aún vivía solo y él iba a visitarlo.

Sólo esperaba que todo saliera bien.

Dejó el bolso que llevaba a un lado de la puerta y comenzó a abrir una por una las cajas que se encontraban allí para verificar lo que el rubio le había dicho. Algunas contenían sus pertenencias personales mientras que en otras se hallaban las que, a partir de ese entonces, debían empezar a compartir. La sola idea lo hizo sonreír bobamente.

Encontró una caja repleta de fotografías. En marcos, en álbumes, sueltas. Sin darse cuenta comenzó a observarlas detenidamente recordando cada momento allí plasmado. Le agradaba recordarlos.

La mayoría eran de ellos dos, juntos.

Una en especial le hizo sonreír. Era una selfie del día en que él se graduó. Miyaji sonreía abiertamente mientras que él lo hacía tenuemente y con un leve sonrojo en las mejillas.

Su relación se mantuvo estable incluso después de ese día. Si bien es verdad que no se veían tan seguido debido al cumplimiento de sus estudios en la Universidad y su trabajo, siempre intentaban hacer lo posible por mantenerse en contacto y de disfrutar plenamente de cada instante en el que podían estar juntos.

No fue sencillo, pero supieron sobrellevarlo adecuadamente.

Suspiró paseando su mirada por su alrededor otra vez. De a momentos, como que todo le parecía irreal; es decir, Mayuzumi Chihiro era verdaderamente feliz y se sentía completo, cosa que antes no creía muy posible. Jamás creyó que algún día alguien lo amaría de la forma en que Kiyoshi lo ama. Con honestidad, transparencia, alegría e ilusión.

ɢʀᴀᴄɪᴀꜱ, ᴋɪʏᴏꜱʜɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora