Capítulo 51

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Damon

Era una locura, sentirla cerca era extraño y a la vez satisfactorio, cuando la vi bajar la escalinata del brazo de Elijah fue cuando me di cuenta, ahí fue cuando me di cuenta que ella era lo que yo quería en mi vida, y que debía cambiar si quería seguir estando a su lado, no importando su condición, no importando que sufriría en cualquier momento, no importando que en algún momento moriría, no importando que para ello tuviera que vivir como una aberración y perdonando a Stefan por hacerme esto.

-¿Ya te dije que te ves hermosa?-

-No, pero sé que lo has pensado en al menos 2 horas de las 3 que llevamos aquí.-

-Es verdad, ¿pero cómo lo sabes?-

-Se llama oclumancia.-

-no entiendo- dije llevándola más cerca de mi cuerpo haciéndola moverse con clase y estilo, como hacía 100 años en aquel baile.

-Puedo entrar a tu mente.-

-Yo también puedo hacerlo.-

-No, esto es diferente, como vampiros lo hacemos, para crear un ambiente pacífico, pero la oclumancia es algo más fuerte, yo puedo entrar a tu mente sin que te des cuenta, es lo que he hecho. No importa si estas o no cerca de mí-

-Oh, y ¿hay algo que evite eso?, digo, porque pregunto, porque pienso cosas que son desagradablemente obscenas y no me gustaría que las vieras/escucharas.-

-Damon, sé que quieres acostarte conmigo desde que nos conocimos, pensaste que yo era un buen ejemplar para empezar a comer.-

La miré, en efecto lo había pensado y después pensé que al menos me la tiraría esa noche del baile. Comencé a reír.

-Eres increíble. ¿Alguna vez no te meterás en mi cabeza?-

-Cuándo dejes de pensar en mí, como lo has venido haciendo en estos años, los sueños son reveladores.-

-Me mostraban lo que yo más he deseado en la vida.-

-Una familia- dijo mirándome mientras seguíamos el paso de la música.

-Sí, quería una familia contigo.-

Sonrió para mí, era la sonrisa más hermosa que había visto en 150 años o más, ya ni siquiera recordaba cuantos años tenía. Al terminar la música me sonrió y me tomó de la mano llevándome lejos de todos.

-¿A dónde vamos?-

-Arriba.-

-¿a qué?-

-A terminar lo que no hemos empezado.-

-¿y eso es?-

-Lo que vienes deseando desde hace años, desde que nos conocimos.-

-¿Aquí?-

-Sí, nadie se dará cuenta, hay un hechizo en mi habitación.-

La adrenalina subió por mi cuerpo, era emocionante tenerla en mis brazos y no solo para besarla o bailar con ella, sino para hacerle el amor, cuando su familia daba una fiesta abajo.

-¿Crees que esto sea correcto?, abajo hay una fiesta-

-Damon... creo que es divertido y a la vez excitante-

-Si te parece- dije acercándola a mi cuerpo besándola con pasión.-

-No me parece, lo es.- dijo respondiendo a mis besos, la levanté del suelo con un solo brazo, mientras que con la mano enredaba su cabello entre mis dedos.

-No sé qué me hiciste, pero desde que intenté seducirte, nunca pude, me ganaba la culpa.-

-Eres un ridículo.- dijo quitándome el moño del esmoquin.

-Sí, has sido la única con la que no he querido propasarme.- Dije dándole besos pequeños

-Lo sé.-

-Sé que lo sabes.- la miré, diciéndolo con sinceridad. Ella me besó tan tiernamente que me sentía una mierda de persona, no era digno de ella. Soy un asesino.

-Deja de pensar...-

-¿Qué?-

-Deja de pensar estupideces, solo bésame, deja de pensar o de lo contrario....-

-¿Qué?-

-Damon cuando estoy cerca de ti escucho tus pensamientos sin usar la oclumancia, y odio eso, odio escuchar tus pensamientos de que te sientes una mierda, que eres un asesino, que no eres para mí, que odias a Stefan, olvida eso, solo bésame.-

-Eres increíble, dime que esto no lo puede hacer Araceli.-

-Ella nunca dominó esta disciplina.-

-Menos mal, o me tomaría como un pervertido.-

-Damon, me costó 100 años entender que me quieres bien.-

-Te quiero más de lo que tú misma imaginas o puedas escuchar o leer en mis pensamientos.-

Nos besamos de nueva cuenta y de a poco fuimos despojándonos de la ropa, la tomé como si fuera una pieza frágil de cristal e hicimos el amor, tomándonos nuestro tiempo, al parecer yo era el más nervioso, no tenía idea de porqué, pero lo estaba. A pesar de que era un mujeriego y me metía con cuanta mujer ofrecida se me acercaba.

-Seguro tuviste mejores momentos.-

-Hahaha, conocí a varios, estuve con ellos, pero esto no se compara-

La tenía abrazada muy cerca de mí, mi corazón latía a mil por hora.

-¿Sufrías de problemas del corazón cuando te convertiste?-

-No.-

-Entonces relájate, que tu corazón está por salirse.- dijo acariciando mis brazos, de a poco fuimos perdiéndonos en el sueño, pero de pronto sentí como algo mojaba mi brazo y parte de mi torso y un increíble olor a sangre me despertó. Lo siguiente que vi fue impresionante.

-Amor, ¿Qué tienes?-

De su boca salía demasiada sangre, me miró implorando ayudarla, me puse de pie y puse frente a ella una toalla, misteriosamente estaba vestida con deportivos y una playera, era alrededor de las 3 de la madrugada, de inmediato me puse la ropa y escuché en mi cabeza sus palabras, aunque seguía sangrando de manera impactante.

-'Ve por mi papá y Araceli, luego vete con Bonnie y Stefan.-

-No te voy a dejar.- dije

-Trae a papá- dijo con desespero en mi mente, no sabía cómo demonios se podía meter a mi mente. Salí con la camisa a medio abotonar.

-Elijah, Elijah...- dije mientras caminaba por el pasillo.

-Damon, ¿jugueteando con mi sobrina?- dijo el tal Finn

-No olvides que es mi hija de quien hablas Finn- dijo Elijah.

-Elijah, ¿podemos hablar un momento?-

-Voy a seguir disfrutando de la fiesta- dijo Finn, con una sonrisa desdeñosa, pero el ruido cesó y los ruidos de baile, relojes y de la misma naturaleza desaparecieron.

- ¿Qué pasa Damon?-

-Acompáñame.-

Lo llevé a la habitación y vi a Jamie con sangre, pero la cortina que se movía estaba levantada y no había ni aire ni nada todo estaba congelado.

-Jay...-

-Papá- dijo tosiendo - ¿Dónde está Ara?-

-Aquí, ¿qué pasa?- entró ella con Kol, Niklaus y Rebekah detrás de ella.

-Nos han vinculado.-

-¿Qué?-

-Han hecho un vínculo.-

-Pero la cuerda la tiene...- me miró y gritó- tú, tú eres su complice, ¿Por qué se la diste?-

-No, yo no... no te juro que no le di la cuerda, lo juro, puedo probar que yo no sé la di- dije mirándola con sinceridad.

In The ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora