San Remo 1890
Todo se veía diferente, solo 50 años después de que mi padre nos disparara y nos obligara a mantenernos en esta miserable maldición. El carruaje se detuvo en mi casa, hacia bastantes años que Stefan y yo la habíamos dejado, podíamos entrar porque al morir el viejo la propiedad era nuestra, así que no teníamos que ser invitados. El cochero bajó mi equipaje y lo puso en la entrada, y miraba insistentemente mi anillo solar. Le di un par de monedas y se largó.
-Usted debe ser el amo Salvatore- dijo aquella mujer
-Así es, Damon Salvatore. ¿y tu nombre es?-
-Anne, y soy el ama de llaves-
Tuve que volverme a los ventanales para evitar que viera que mi hambre estaba a todo lo que daba.
-Debe tener hambre ¿Quiere que prepare algo en especial?-
-Sí, carne. Pero antes...- me acerqué a ella y con control mental la obligue a darme de beber sangre. –Vas a permitirme beber de tu sangre y después irás a la cocina a continuar con la cena-
-Amo, ¿desea beber de mi sangre antes de que continúe con la cena?-
Sonreí para mis adentros, a pesar de estar hambriento mi control funcionaba, asentí y bebí de si muñeca, no podía darme el lujo de matarla, necesitaba a alguien que cuidara de mí. Luego de beber lo suficiente le di de la mía para que se curara.
-Deberás darme un poco cada mañana en un vaso.-
-Como ordene amo, voy a la cocina a terminar de preparar la cena.-
-De acuerdo Anne.-
Al cabo de unos días me paseaba por las calles todavía rocosas de San Remo, ya incluso, no vivía ningún maldito bastardo que hacía 50 años nos habían obligado a convertirnos en vampiros, de no haber sido porque querían matar a Katherine...
-Disculpe... ¿sabe dónde puedo conseguir una diligencia?- Era una dama hermosa de ojos verdes, tenía el suministro para esta noche, era humana, y por supuesto no tenía verbena en su organismo.
-El día de hoy se acabaron, pero podría hacer que mi cochero la lleve a su destino.-
-¿De verdad?-
-Por supuesto, Damon Salvatore, a sus órdenes- dije haciendo una reverencia.
-Lady Jamie Grayson- Dijo. – Un placer Señor Salvatore, ha sido usted mi salvador.-
-Me alegra escuchar eso.-
-Ari, querida conseguí transporte, trae al abuelo.-
-Menos mal.-
-Abuelo!.-
-Sr. Salvatore, le presento a mi abuelo Sir Alexander Grayson Conde de Vlad, y a mi hermana Lady Araceli Grayson-
-Se encuentran muy lejos de casa, ¿de dónde son?-
-Mi abuelo es rumano, pero de padres ingleses, mis padres y nosotras nacimos en Inglaterra.-
-Interesante, ¿van de vuelta a casa?-
-No, estamos buscando una posada, estaremos tiempo indefinido.-
-¿sería algún problema que les ofreciera mi casa?-
Estaba siendo amable, nunca lo era, de hecho, me había desviado de mi plan al escucharla hablar, al escuchar su nombre, todo eso se desvaneció en el aire.
-Estaré encantado de ser su anfitrión en mi casa.-
-¿Qué dices abuelo?
-Estaremos con un amigo-
-Así es Conde, mi casa es su casa.-
-¿está muy lejos?- preguntó la pequeña
-No, está cerca, ¿ves esa casa blanca?-
-Si.-
-Ahí vamos.-
-Me parece fantástico- dijo y miré a su hermana.
-¿Me permite escoltarla hasta ahí?- dije dándole mi brazo, sonrió y lo tomó, caminé junto a ella y era un espécimen hermoso y me había olvidado de Katherine, solo por un instante.
-Gracias, es usted todo un caballero-
-Damon, llámame Damon. Esta noche habrá una mascarada, ¿les gustaría ir?-
-Me encantaría, pero no puedo, pero ustedes niñas, vayan... diviértanse-
-Claro.- dijo emocionada la pequeña Araceli
-¿por cierto y su equipaje?-
-Nos robaron.-
-Caray, pues qué pena.-
-Necesitaré que el gerente del banco...-
-Descuide lo haré ir a casa.-
Llegamos.
-Sean ustedes bienvenidos, Anne!-
-Amo-
-El sr y las damas serán mis huéspedes, haz que preparen habitaciones cómodas y que vayan a buscar al gerente del banco-
-Enseguida- hizo una reverencia y salió de la sala.
-Espero que encuentren la casa cómoda y que sea de su agrado.-
-Lo será.-
Abotoné mi camisa y seguí con el moño del esmoquin, estaba dispuesto a llevarme a la cama a la primera mujer que se me pusiera enfrente y mi objetivo esa noche era Jamie Grayson, sería su escolta y de su hermana en la mascarada, tomé mi antifaz y baje las escaleras hasta entrar al salón, donde me encontré con él viejo.
-Buenas noches.-
-Buenas noches Damon, ¿tuviste problemas con el moño?- dijo riendo y acomodándolo, nunca, ni mi padre había hecho eso conmigo, solo con el inútil de Stefan.
-Gracias.- dije, me era una sensación extraña, nunca la había sentido desde hace 74 años que soy vampiro.
-Mis nietas no deben tardar en bajar.-
-Aquí estoy- dijo ella, estaba hermosa. Me era increíble que no estuviera casada aún, pero si lo estuviera, tampoco me impediría llevarla a la cama
-Si me permites... Te encuentras realmente despampanante-
-No lo creo, es solo algo improvisado.-
-Vamos!- dijo la niña. Ambas se pusieron sus máscaras y salimos al carruaje, cuando entré acompañado de ambas bellezas todos me miraron.
-Buenas noches, Lancaster me ha invitado.-
-Un momento por favor-
-Damon...-
-Lancaster... te presento a mis invitadas, Lady Jamie y Lady Araceli Grayson.-
-Señoritas un placer, pero Damon ¿te has atrevido a traerlas sin damas de compañía?-
-Disculpe mi lord, viajamos sin cortesanas, solas con nuestro abuelo Sir Alexander Grayson.-
-¿El conde de Vlad?-
-Efectivamente.-
-Pues... adelante y disfruten de la fiesta, Damon les enseñará como nos movemos aquí.-
Ambas hicieron una reverencia propia de la corte real y continuamos con nuestra velada. La primera pieza de la noche fue un vals y pedí la pieza a Jamie, quien gustosa acepto, era sublime tocar su cintura y olfatear su aroma suave a ¿verbena?, lo ignoré y bailamos por todo el salón ante las miradas críticas de todos los invitados quienes se preguntaban quiénes eran mis invitadas, yo estaba idiotizado, como cuando conocí a Katherine, así la había conocido hace 50 años en Mystic Falls, cuando jugó con mis sentimientos.
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In The Shadows
VampireCuando el orden natural de la tierra se ve afectado por la brujería, la propia naturaleza se ve obligada a crear un orden. Luego de varios siglos vagando por el mundo, los vampiros originales, han creado una línea extensa de sangre, los hombres - lo...