La lluvia y el llanto

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Prompt: 013. Dolor

Rating: K+

Extensión: 381 palabras.

Advertencia: Rukia/Kaien insinuado, angsty

Disclaimer: Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo.

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El llanto es un ángel inmenso,

el llanto es un violín inmenso,

las lágrimas amordazan al viento

y no se oye otra cosa que el llanto.

Federico García Lorca

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Hay una lluvia que no cesa de caer. Parece de otro tiempo, de cierto día. Derriba templanzas, desata melancolía sobre los techos y los parques, sobre las flores y los árboles. Se mete dentro de un sueño, lo convierte en pesadilla y no quiere salir de allí.

—Kaien-dono...

Un susurro amortiguado. Una mano que tiembla en la oscuridad de una habitación. Las imágenes grises y lluviosas de un tiempo que fue comienzan a caer frente a la pantalla onírica de la persona que adormece.

—Kaien-dono...

Muere una sonrisa. Vive un recuerdo, en el cual quiere morir. El frío de esa noche que ve tan nítidamente en su sueño la alcanza y la entumece, desde los pies hasta la cabeza.

Intenta arrebujarse en medio de la inconsciencia con la manta que huele a fino y que huele a nuevo para no tener que sentir ese frío. Exhala con los ojos cerrados para sentir calor en su cuello. Pero hasta su aliento se ha apagado, y parece que las palabras quieren congelarse.

Nace una lágrima en su ojo, que se desborda con violencia sobre toda la curva de su mejilla. Nace otra lágrima, y nace otra, y nacen más, y más.

—¡Kaien-dono!

El grito la despierta, las lágrimas la golpean, el recuerdo de lo que acaba de soñar la asesina y la derrumba, otra vez, entre la sábana y la manta que son la cáscara nocturna de ese dolor.

Llora, grita, solloza, sufre.

El llanto se llena de dolor, las lágrimas se combinan con gemidos de angustia que hacen de la habitación una jaula, donde una criatura agazapada llora en su solitario cautiverio.

El llanto que pretendía ser mudo se rompe en un grito que tiene nombre y honor.

—¡Kaien-dono!

El dolor quiere atragantarla pero la furia triste es más fuerte. Los sollozos invaden todo el recinto de la habitación y lo traspasan, se unen al murmullo de la lluvia y llegan a los oídos del hermano como incisivos puñales que exigen indulgencia.

Lágrimas que se derraman por un nombre que a él le disgusta. Corazón que todavía, después de tantos años, se retuerce por un hombre que a él le ha quitado el lugar.

—Kaien...

El resentimiento que debe olvidarse sigue latiendo, sin compasión, porque aun en sus sueños sigue estando él.

In bloomWhere stories live. Discover now