Insistiendo, desistiendo

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Prompt: 034. Solitario

Rating: T

Extensión: 436 palabras.

Advertencia: Ninguna. Medio angsty (lo de siempre, bah)

Disclaimer: Bleach, de Kubo. Nada me pertenece salvo las ganas de hacer ByaRuki, que siguen ahí.

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Un hombre aislado se siente débil, y lo es.

Concepción Arenal

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Todo comienza con la apacible soledad de cada noche, con el aire fresco y mezclado con el olor a tatami y madera. Frente al santuario, ese férreo altar de memoria y pasado que día tras día persiste siendo irresistible, inevitable. Los cambios de rutina no se recomiendan a los nobles como él, no pasaría por su cabeza la idea de suspender aquella visita nocturna. Byakuya se arrodilla frente a la fotografía ante la que se ha postrado durante décadas y siente que ha visto esa imagen demasiadas veces, las suficientes para rendirle culto a la memoria de la difunta sin la necesidad de contemplar su retrato.

Y tal vez está cansado. Tal vez ser un inmortal no le basta al cansancio del alma. Quizás ser un shinigami no es suficiente para aliviar el cansancio interior. Observa la imagen que ya conoce de memoria, como si apenas la viera y simplemente estuviera acompañándola, como si sencillamente estuviera pensándola. No reconoce que la rutina del altar lo ha aburrido hace rato, ni siquiera sabe que ya no la extraña. No es capaz de aceptar con la entereza de quien es adulto, que los años han ido desgastando, casi vaciando, la memoria de ese amor que él cree que aún existe.

Puede que crea que necesita recordarla, o buscarla en el tiempo, para hacerle frente a la perturbadora soledad interior. Puede que la imagen grabada en la retina de su ojo sea el paliativo de algunas noches en las que la viudez se torna entre inaguantable y engorrosa. Él no necesita mirar esa fotografía, porque se ha insertado definitivamente en su mente, en su cerebro, como si fuera un órgano que funcionara con completa normalidad. Pero él es un hombre de hábitos, hábitos que no debe abandonar.

Sin embargo ya no siente la ausencia de la difunta, sin embargo sí se sabe aburrido y apesadumbrado ante aquella costumbre que a veces se vuelve infinita. Y hay noches en las que debe comprender que es necesario aguantar, hay noches en las que no puede siquiera evitar distraerse con una estúpida vela.

Primero se extravía en la llama, sagaz, y luego en la cera que chorrea pesadamente desde la mecha. Y Rukia entra en su mente, no pide permiso, y también arde, sagaz, y su espalda suda pesadamente y su fuego no se apaga. Es una fuente de calor inagotable, y él hace años es incapaz de resistirla. Tal vez esté cansado, o puede que a veces quiera entrañar en su retina un recuerdo que no lo agote; puede que necesite imaginarla para que al final él mismo no se extinga.

In bloomWhere stories live. Discover now