In bloom

Sombras y fantasmas

Prompt: 065. Princesa

Rating: T

Extensión: 336 palabras

Advertencia: la idea de este drabble es bastante retorcida. Si se animan, aquí lo dejo.

Disclaimer: Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo.

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Te miro así

como mirarían las violetas una mañana

ahogada en un rocío de recuerdos.

Efraín Huerta

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Nunca se libraría del fantasma de Hisana. Era su karma, su martirio. Era su propia sombra.

...

Quinientos yens y un abrazo. Poco y nada para aliviar ese fraude interior. Tantos kimonos de diseñador, tantos peluches empolvados. Regalos sin abrir, reliquias de antaño... Mascota nueva cada tanto, gastos y gastos a reventar, para luego rodearla con los brazos, sintiendo la tibieza y el aroma puro de su mejilla; para luego acariciar con ternura su cabello corto y luego mostrarle el mundo de la mano, mientras por dentro se volviera fuego, polvo y cenizas, cada vez que veía a la mujer en ella y ella lo llamaba papá.

El fantasma de Hisana lo atormentaría toda su vida.

No le bastó a ese fantasma con repetirse en Rukia. No, tenía que repetirse también en su hija.

Cada vez que Byakuya miraba a la joven deambulando por la mansión sentía revolverse el fuego en sus entrañas. El maldito fuego interior, consumiéndolo cada segundo desde hacía más de setenta años.

Aquella figura repetida tenía la misma boca, los mismos pómulos, tenía la misma forma del cabello, la misma curva en la cadera y el mismo lunar en la nuca que habían tenido sus antecesoras.

Salvo los ojos. La nueva portadora del martirio tenía el mismo color de ojos que él. Tal vez fuera por eso que no le daba pavor mirarla.

No hasta que cierto día la vio girarse con brusquedad. Con el vestido de su madre, que había sido también de su tía, y que él había dejado caer sobre el suelo cierta noche de bodas. Tenía el espejo de Rukia frente a ella, y en el reflejo estaba Rukia, y dentro del reflejo estaba Hisana, y en el cristal estaban las dos, y en la habitación y en su corazón estaban las tres, y el estómago se le revolvía, y el pecho se le agitaba, violento...

–¿Papá?

Y no podía con el fantasma. Los ojos en blanco por un momento, y luego el golpe brusco de una puerta