Travesura

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Prompt: 073. Conejos

Rating: T

Extensión: 380 palabras

Advertencia: ninguna

Disclaimer: Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo.

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No consigo conjurar tu presencia completamente. Debo conformarme con evocar la idea de ti.

David Levithan

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Tan solo había salido a dar su pequeño paseo nocturno, el que se permitía cada noche antes de ir a dormir. El aire fresco de la primavera relajaba sus más recurrentes inquietudes; era tradición que cualquier hombre, viviente o no, se entregara espiritualmente a la naturaleza para despojarse de todo decurso cotidiano. La percepción de la naturaleza lo volvía a sus orígenes. Le recordaba su esencia primigenia.

Fue pura casualidad que hubiese dado con los terrenos de su hermana, a veces la abstracción es capaz de ofuscar hasta al individuo más lúcido. De repente, Byakuya se encontró acercándose a la habitación de Rukia y mecánicamente se quedó observando aquella dirección. La entrada abierta, la luz encendida. ¿Aún se encontraba levantada? Continuó su rumbo con tranquilidad y entonces la vio: se había quedado dormida, de bruces contra la mesa.

Titubeó, no estaba seguro de que fuera apropiado inmiscuirse en la habitación de su hermana. Pero al notar que Rukia se había dormido encima de algunos papeles, los cuales debían ser, probablemente, documentos de escuadrón, accedió a despertarla. No era algo común en él, pero tampoco podía soslayar un descuido de esos.

Se arrimó a la puerta y se aclaró la garganta, procurando una recatada y sutil advertencia. Sin embargo, viendo que Rukia dormía profundamente, Byakuya decidió retirarse hasta que cierto detalle llamó su atención: profusos garabatos resaltaban los papeles sobre los que se había dormido su hermana.

Como estaba empeñado en ser un hombre de artes -aunque algunos pusieran en duda su criterio y su talento-, no pudo ignorar aquel avistamiento. Aunque más que un interés artístico, a Byakuya lo que más lo asaltaba era la curiosidad. ¿Qué clase de dibujos estaría trazando su hermana? Y sobre todo y más importante, ¿estaría a la altura de la creatividad innata de los Kuchiki? Se aventuró a la habitación, bastante sigiloso aunque con mucha prudencia, y allí se detuvo, allí se detuvo el tiempo, se detuvieron el aire, los astros, los fluídos espirituales, todo ser vivo que ejerciera una moción sobre la tierra, todo cuanto supusiera activididad, se detuvo todo menos su corazón, que golpeaba con una fuerza angustiantemente anhelante.

Caricaturas, corazones, su nombre y el de ella acérrimamente unidos. Una traumante representación de amor que fue capaz de hacerlo arder por completo.

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