Capítulo 2.

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La alarma sonó y el chico se levantó rápidamente, yendo directamente a la ducha. Estuvo allí unos quince minutos, bajo el chorro de agua fría. Al salir, se hizó un pequeño tupé y se puso uno de sus habituales trajes negros con camisa blanca, pero esta vez sin corbata. Bajó a la cocina y saludó a la sirvienta, Margaret. 

-Buenos días, señor.

-Buenos días, Margaret. 

-¿Quiere algo de desayunar?

-No, gracias, no tengo hambre. Hoy viene mi hermano a comer, ¿puede preparar algo?

-¿Su hermano? Nunca me ha hablado de él. 

-Lo sé, porque hacía mucho que no le veía. 

La señora sonrió.

-¿Y qué quiere que le prepare?

-No se, sorpréndame.

Zayn le dedicó una de sus sonrisas y Margaret sintió que se desmayaba. A pesar de su avanzada edad, Zayn le resultaba un jóven atractivo. El chico cogió las llaves del coche y condujo hasta el centro de la ciudad, donde se reunió con unos grandes empresarios de la droga.

-Hombre, chaval-dijo uno de los hombres mientras estrechaba su mano. 

El chico sonrió abiertamente.

-Thomas, este será uno de los grandes. Ya lo es ahora, así que dale unos dos o tres años, y controlará toda la droga de Londres. 

-Bueno, Marc, tampoco es así.

-Encantado-dice el otro hombre-, pero no creo que eso pueda ser así.

Zayn y Marc le miran extrañados.

-¿Cómo dices?

-Lo que oyes, Marc, ahora hay muchos grupos que aspiran a eso.

-No conoces a este chico.

-Tengo contacto con un nuevo grupo de traficantes que le están ganando el terreno.

-¿Y por qué no se nada de eso?-intervino Zayn. 

-Prefieren ser discretos-contestó Thomas con una sonrisa irónica.

-¿Y quienes son esos chicos?

-Uno de ellos es mi sobrino. Justin, y te puedo decir que ese chaval sí que va a ser grande. 

Zayn frunció el ceño, no le gustaba saber eso. Si esos chicos se metían en su territorio, tendrían problemas. 

Cuando la reunión acabó, Marc caminó con Zayn hasta su coche. 

-Tranquilo, chaval, esos niñatos no se meterán en vuestro territorio. Y si lo hacen, ya nos encargaremos de sacarles. 

Zayn sonrió. Marc era como... Como su padre. Su padre en la droga. Él le había dado consejos, confió en él cuando empezó y gracias a él era lo que era hoy en día. También se había encargado de la seguridad de su familia, pues su padre se aseguró antes de morir que todos tuviesen a alguien que mirase sus espaldas. Y ese fue Marc.

-Tengo que irme, he quedado con mi hermano. 

El hombre metió las manos en los bolsillos de su pantalón de traje.

-¿Tu hermano?

-Sí, me llamó ayer de noche. Quiere verme.

-¿Ha pasado algo? ¿Están todos bien?

-Sí, sí. Es solo... Que me echa de menos. 

Ambos sonrieron y tras despedirse con unas palmadas en la espalda, Zayn se metió en el coche y arrancó. Miró su gran reloj de oro, llegaba tarde. Aceleró un poco más y pronto llegó a su casa. Entró y saludó a Margaret, que le recibió con una sonrisa. 

Gunpowder. (Pólvora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora