Capítulo 12.

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Los días se fueron acumulando hasta formar semanas, semanas en las que no pasaba nada. Y aquella calma no podía significar nada bueno. 

En efecto, nada bueno se preparaba en la nave de Justin y los suyos. Querían acabar con sus enemigos, acabar para siempre.

-¡No!

La voz de la chica resonó en todo el espacio, haciendo que todos los presentes se girasen a mirarla. 

-Verónica, no estás invitada a esta reunión-le advirtió su hermano.

-Oh, no, deja que se quede. Ronnie, cariño, ven aquí conmigo.

Al principio, la chica no movió los pies, pero los ojos de Justin la atrajeron hasta él. Cuando se sentó a su lado y sus pieles se rozaron, un puñado de recuerdos asquerosos sacudieron su mente. Justin besándola desesperadamente, levantando su vestido, inhundándola con ese olor a alcohol tan repulsivo. Wesley sentado enfrente, mirándoles sin hacer nada, sin apartarle de ella. Y así noche tras noche durante esas últimas tres semanas. Suspiró fuertemente y contuvo un arranque de ira que crecía en su interior. 

-¿Por dónde ibamos...?

-No les hagáis nada, por favor.

-Shh, nadie te ha pedido tu opinión, cariño.

Justin posó su dedo índice sobre los labios de Ronnie, que le apartó de un manotazo. 

-¡Me da igual que no me hayáis pedido la opinión! Joder, he hecho todo lo que tenía que hacer, ya tenéis lo que queríais. Les habéis jodido, ¿qué más queréis? 

-Les quiero muertos.

Las palabras de Justin hicieron que su corazón se encogiese por unos segundos. 

-¿Cuándo?

-Mañana por la tarde, iremos primero a por el líder. Ese hijo de puta... 

-¡Justin, por favor!-Ronnie comenzó a llorar a la vez que zarandeaba la manga de su chaqueta- Haré lo que me pidas, pero por favor, no lo hagas...

El chico la apartó fuertemente y ésta quedó tumbada en el suelo. Justin negó con la cabeza, se levantó y le dio la mano, ayudándola a incorporarse. 

-Vámonos a dormir.

Se fueron de la mano, pero Ronnie no estaba dispuesta a volver a acostarse con él. Cuando él se tiró en la cama sobre ella, Ronnie apretó la pistola que tenía guardada bajo su almohada contra el pecho del chico. Éste se levantó suavemente, con los ojos llenos de ira. 

-¿Qué cojones haces? 

-No le harás nada a Zayn si quieres seguir vivo.

El chico estalló en carcajadas. Ronnie parpadeó varias veces y su mano empezó a temblar.

-¿Qué...?

-Cariño, no podrías matar a una mosca, ¿crees que te tengo miedo? 

Ronnie se mordió el labio y apretó el cañón aún más fuerte contra el pecho del chico. Justin apartó la pistola lentamente y sujetó a Ronnie por las muñecas, apretando fuerte. 

-Justin, yo...

No pudo acabar la frase, porque el chico estampó la palma de su mano en su mejilla. Después, comenzó a darle patadas en el estómago. Ronnie pudo ver a su hermano entre las lágrimas. ¿Por qué no hacía nada? ¿Por qué no le detenía? Joder, era su hermana... Estaba a punto de desmayarse cuando Justin dejó de golpearla y cayó a su lado. Ronnie abrió mucho los ojos, con dificultad por el hinchazón, y vio como su hermano estaba sentado a horcajadas sobre su compañero, propinándole fuertes puñetazos.

-¡Ronnie, corre!-le gritó. 

La chica no reaccionó, simplemente no podía moverse. Le dolía todo y estaba paralizada por la situación. Wesley volvió a gritar algo, pero Ronnie no le entendió. A pesar de eso, le bastó con mirarle a la cara para saber que tenía que irse y pronto. Se levantó con poca agilidad, soltando pequeños gritos de dolor y se dirigió a la puerta de la nave. Estaba alejándose por la pequeña carretera cuando oyó un fuerte disparo. Su piel se erizó al instante. ¿Sería Wes? Decidió apartar esa idea de la cabeza. Pero... ¿y si le había pasado algo? Giró sobre sus talones, acercándose a la nave, cuando los gritos de Justin llegaron a sus oídos. La estaba llamando, la buscaba a ella. Entonces Wes... Un Escalofrío recorrió toda su espalda a la vez que las lágrimas se acumulaban en sus ojos y su respiración empezaba a ser cada vez más difícil de controlar. Se dio la vuelta inmediatamente y sus piernas reaccionaron como por arte de magia. Le dolían, pero no le importaba. Corrió durante veinte minutos más o menos, todo lo que su magullado cuerpo pudo aguantar. Se sentó sobre una roca cerca del arcén de la carretera sintiendo su pecho subir y bajar aceleradamente. El corazón iba a salirse por la boca y no podía seguir corriendo más. Estaba segura de que había dejado la nave atrás hace rato, sobretodo habiendo atravesado campo a través. Su hermano siempre le decía lo mismo: "si algún día tienes que huir de alguien, no seas tan estúpida como para seguir el camino de la carretera". Y así había hecho.

Ahora había regresado a ella para ubicarse. Caminó unos metros más hasta una farola cercana y contempló su cuerpo. Durante la carrera, se había arañado con varios arbustos. 

-Vaya...-dijo al verse a la ténue luz de la farola. 

No se había dado cuenta antes, pero sangraba mucho por alguna parte de su cuerpo. En realidad, le dolía todo. Sentía la cara hinchada, un fuerte dolor en el estómago y un enorme cansancio. Estuvo tentada a quedarse a dormir al pie de la farola, pero sabía que sería una gilipollez, a parte de peligroso. 

Caminó durante toda la noche, sintiendose cada vez más agotada. Estaba al borde del desmayo cuando vio las luces de la casa. Eso la animó a recorrer los escasos cinco metros que la separaban de ella, picando al timbre y dejándose caer a la puerta. Intentó por todos los medios mantener los ojos abiertos, luchar contra el cansancio y no quedarse dormida. Cuando la chica rubia abrió la puerta, Ronnie cayó dentro de la casa con un golpe. 

-¡Joder, que susto!-gritó la chica. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, se agachó rápidamente- ¡Mierda, Verónica, ¿qué te ha pasado?!

-Vienen a por vosotros. Zayn será el primero, tienes que ayudarles. 

La rubia abrió sus grandes ojos verdes sin entender muy bien qué pasaba. Pasó las manos a través de su larga melena suspirando con fuerza y finalmente echó a correr hacia el teléfono. Ronnie estaba tirada en el suelo. En su interior seguía luchando por mantenerse despierta, quería explicárselo todo para poder proteger a Zayn, pero el cansancio ganó la batalla. Cerró los ojos un segundo mientras escuchaba los gritos que la rubia propinaba al teléfono.

-¡Harry, joder, escúchame, tienes que venir ya! Sí, está muy mal, sangra mucho. ¡No lo sé, coño, tu solo ven! Si, seguramente hayan sido...

La conversación se quedó en el aire cuando Ronnie se desmayó. 

Gunpowder. (Pólvora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora