Capítulo 5.

136 1 1
                                    

Justin sentó a Charlie en una silla y le ofreció unas cuantas pastillas. El chico las inspeccionó y dudó un momento, pero al ver que Justin le observaba, se las tragó sin pensar. 

-Vaya, veo que los tienes bien puestos-el chico sonrió-. Bien, Charlie, después de esta noche creo que has aprendido que tu hermano es un bocazas y que no podemos hacer negocios con él, ¿verdad?

Charlie asintió sin mucha confianza. Justin se había sentado enfrente suyo, mirándole a los ojos. Unos tacones lejanos desviaron la mirada de Justin y Charlie suspiró aliviado. 

-Hola preciosa-dijo el castaño con media sonrisa. 

La chica morena que acababa de entrar le miro y torció la boca, con expresión de asco. Tras ella iba Wesley, con gesto serio y paso acelerado. 

-¡Verónica, te he dicho que vengas aquí ahora mismo!

Ella ni siquiera respondió, simplemente alzó el dedo corazón y siguió caminando. En dos zancadas, él la alcanzó y la agarró por el brazo. 

-¡Te he dicho que pares, ¿qué es lo que no entiendes?!

-¡Wesley, suéltame ahora mismo!

Ambos gritaban, pero era la voz del chico la que hacía temblar a Charlie. Además de ser como un armario, Wesley poseía algo en los ojos que hacía que le tuviese miedo. 

-¿Qué cojones estabas haciendo?

-Pues follar, Wes. ¿Tanto hace que no follas que ni siquiera te acuerdas como se hace o qué?

Wesley estrelló la palma de su mano contra la mejilla de Verónica, que soltó un grito de dolor. Frotó su mejilla y miró a su hermano con odio. Con ésta última acción, Justin soltó una carcajada. Charlie le miró frunciendo el ceño, si algo le había enseñado su padre era que no se pegaba a las mujeres. Nunca. 

-¡Te he dicho que no me pegues! Vete a tomar por el culo, Wes.

Tras decir esto, le escupió y echó a correr hacia fuera de la nave, perdiéndose en la oscuridad. Wesley apretó los puños y le dio una patada a una silla, lanzándola varios metros más allá. 

-Eh, Wesley, tráete unas rayas y relájate.

-Que te den.

Justin rió aún más fuerte. Sabía que les tenía a todos bajo su mando y aunque Wesley fuese tres veces más grande que él, nunca podría tocarle. Él les controlaba a todos, incluso a esa morena que se resistía, incluso a Ronnie. Charlie mantenía los ojos muy abiertos, mientras Justin sacaba un pequeño estuche plateado. Con mucha precisión, creó tres pequeñas líneas blancas sobre una mesita y miró a Charlie. 

-Venga, ¿a qué coño esperas?-preguntó.

-Esto... Yo creo que me voy a ir. Tengo prisa y...

Cuando se levantó, Justin hizo lo mismo. Se acercó a él y le miró intensamente a los ojos. 

-¿Tienes mucha prisa, Charlie?

-Bueno... Sí, un poco...

-Vaya, que pena. Pues entonces hablaré rápido. Destruirás a tu hermano por nosotros. 

El chico abrió mucho los ojos. ¿Qué le estaban pidiendo?

-¿Qué... Qué quieres decir?

-Quiero que le mates.

Charlie no supo que contestar al primer momento, pero después la respuesta vino muy clara a su mente.

-No.

Gunpowder. (Pólvora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora