Capítulo V: La Iniciación

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Tras el accidente en el tren y unas cuantas horas después, ya que el sol se estaba escondiendo por el horizonte, Sebastián logro despertar desconcertado y adolorido de su cabeza, lentamente y aun conmocionado por los golpes, intento reincorporarse pero su cuerpo no parecía responderle y solo logro sentarse en el suelo, el dolor de cabeza parresia aumentar rápidamente y con sus manos temblorosas toco su frente que se encontraba cubierta de sangre, había recibido un golpe muy fuerte durante la volcadura del tren; Sebastián no lograba recordar que había pasado después de tan aparatoso accidente, su memoria se nublaba cuando recordaba la explosión que había sucedido en el tren, poco tiempo después cuando recobro un poco de fuerzas, intento levantarse y caminar en busca de sus compañeros que se encontraban perdidos después del accidente.

Sebastián camino un breve tiempo mientras su vista se reincorporaba y logro identificar la silueta de Anna que yacía tirada en el piso, se acercó lomás rápido que pudo con su cuerpo adolorido y se postro a su lado —Anna... despierta... dime que te encuentras bien...— decía Sebastián con una voz entre cortada por el dolor, mientras tocaba con suavidad la cabeza de Anna que se encontraba boca abajo —Despierta... por favor... despierta...— continuo diciendo el joven cazador mientras veíaque el cuerpo de Anna reaccionaba lentamente y parecía lograr despertar.

Anna despertó lentamente y giro su rostro hacia Sebastián — Tu voz... tu voz me despertó...— contesto Anna con una voz adolorida y su rostro cubierto con una ligera marca de sangre que provenía de su cabeza y escurría hasta su frente; Sebastián no pudo evitar sonreír al ver que Anna se encontraba bien, pero aún le faltaba encontrar a dos amigos perdidos, Tom y Edward.

Anna logro reincorporarse y se sentó a descansar mientras Sebastián se dedicaba a buscar a los dos cazadores que permanecían perdidos; Sebastián camino lentamente sobre el terreno destruido y pudo observar un cuerpo sepultado por pedazos de piedra y metal que sin duda se desprendieron durante la volcadura, se acercó lentamente intentando ser positivo sobre el estado de salud de la persona que yacía cubierta de pies a cabeza por el escombro; Sebastián se esforzó y logro mover el escombro con las pocas fuerzas que le restaban, su vista parecía nublarse una vez más a causa del dolor , se acercó lentamente al cuerpo que se encontraba boca abajo y lo giro lentamente... era un joven... una persona inocente que había viajado en el tren y que sin duda no merecía morir ese día, o al menos no por culpa de ese accidente.

Sebastián quedo pasmado al ver la muerte de un inocente y sin dudar su corazón se llenó de dolor y pésame, el no pudo salvar la vida de mucha gente, él sabía que se había esforzado para que los Devoradores no matar a las personas, sin embargo él no podía salvarlos del accidente que ocasiono la explosión en el tren.

Después de tomar un poco de aire y superar la persona muerta que había descubierto, Sebastián siguió su búsqueda por Edward y Tom; Caminando lentamente, viendo meticulosamente todos los rincones y todos los lugares cercanos, logro divisar bajo un árbol cercano a la explosión un cuerpo recostado de perfil, se acercó con miedo de saber que era uno de sus amigos muerto, debido a que no había duda que era un cazador, las vestimentas lo delataban; Sebastián se postro alado del cuerpo y lo giro hacia él, era el cuerpo de su amigo Tom que se encontraba respirando, pero parecía permanecer inconsciente, Sebastián se sonrió por imaginar que él se encontraba sano y salvo, o al menos eso aparentaba

—Tom, despierta hermano, tienes que seguir adelante— decía Sebastián mientras colocaba la cabeza de Tom sobre uno de sus brazos —Vamos amigo, despierta... te necesitamos— siguió comentando mientras le daba unos ligeros golpes en su rostro.

Sebastián sabía que Tom se encontraba con vida, sin embargo no lograba hacer que despertara, preocupado llamo a Anna para que le hiciera compañía mientras seguía buscando a Edward; Sebastián siguió caminando y a lo lejos aprecio una persona que se encontraba recargada de un árbol, parecía tener su cuerpo adolorido, su ropa a contra luz no le permitía notar si era Edward o no, sin embargo él sabía que era su joven protector, tenía una corazonada. Sebastián se aproximó a la silueta, la persona seguía con vida, y eso era lo más importante, al avanzar un par de pasos más, se percató que Edward parecía también estar un herido, pero sus heridas no eran algo de que preocuparse.

Cazadores de Demonios: Los Ángeles CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora