Cazadores de Demonios: Los Ángeles Caídos

Capitulo VII: El bosque de las Almas

Tras la batalla en la Catedral de Canterbury, los jóvenes cazadores fueron transportados hacia el Bastión del Abismo; El Bastión,era la última defensa que tenían los Cazadores ante las huestes del infierno, estaba construida de grandes murallas de roca sólida que bloqueaban el paso hacia el reino de los hombres, su estructura era firme y se fortificada constantemente, poseía grandes torres de asalto y murallas elevadas como las de una montaña; La construcción fue diseñada para proteger y resguardar a las fuerzas de los Cazadores o Templarios que protegieran el sello, en el centro del Bastión se encontraba una gran explanada donde los herreros trabajaban las espadas, dagas y flechas que usarían los cazadores, además en esta misma explanada se encontraba el campo de entrenamiento de los nuevos reclutas; Las grandes murallas albergaban más de cien cuartos, cinco comedores, tres áreas médicas, una sección donde se desarrollaban nuevas armas y prototipos, tres herrerías, un gran establo y un salón de alquimia; El bastión del abismo fue construido hace más de dos mil años, en un inicio solo podía alberga a no más de cien cazadores, pero en la actualidad puede albergar a más de quinientos cazadores, las dimensiones del fuerte crecían constantemente y continuamente era asediado por Retrivers y Devoradores; La estructura era inmensa y su función era ser la puerta que dividiera el Reino del Infierno y el Reino de los Hombres, estaba oculta en el único portal original que se dirigía hacia el infierno, ya que los cazadores habían creado otros siente portal eso puertas falsas alrededor de toda la tierra para distraer a los curiosos.

Cuando Sebastián logro despertar dos días después de la batalla en la catedral, se dio cuenta que no se encontraba en Londres o en ningún otro lugar que hubiera visitado antes, se encontraba en un cuarto que parecía pertenecer a un castillo, las paredes eran de piedra sólida, las ventanas poseían grandes barrotes para impedir que nada entrara o saliera, el cuarto estaba iluminado por antorchas antiguas que colgaban de las paredes, suropa desgarrada había desaparecido y se encontraba vestido con una ropa antigua y cómoda; Después de unos segundos y asimilar el lugar donde se encontraba, logro recordar un poco de la batalla anterior, desconcertado por la pérdida de sus compañeros y que ahora ignoraba su paradero, Sebastián se levantó apresuradamente de la cama y se dirigió a una gran puerta de madera reforzada con metal, parecía que la puerta se encontraba cerrada y decidió observar por la ventana y descubrir en qué lugar se encontraba, para su sorpresa, se encontraba en el Bastión de los cazadores,y aparentemente él era un prisionero; Paso más de una hora antes deque alguien tocara la puerta donde se encontraba Sebastián, la persona desbloqueo la puerta y entro en el cuarto, Sebastián permanecía oculto hasta averiguar quien era esa persona y que era lo que buscaba, después de unos momentos se escuchó una voz proveniente de la persona que había entrado

—Estos son los modales del ultimo Grey — dijo la voz proveniente de la persona que había entrado a la habitación de Sebastián, era un hombre cubierto por una capa azul, con adornos metálicos en el gorro y la parte baja de la capa

—Mis modales podrían mejorar, si supiera quien es el que me visita— Contesto Sebastián aun oculto en el cuarto —Mi nombre es Arthur y soy el Guardián del Bastión del Abismo— contesto con una voz osada mientras giraba su rostro en dirección a Sebastián; Arthur era un hombre más grande y fornido que él, su cabello era rubio y sus ojos de color café oscuro, Sebastián logro notar una cicatriz que atravesaba su rostro por completo, desde su ojo hasta su mejilla. —Mi nombre es Sebastián Grey, hijo de Leonardo y Natalia Grey— contesto mientras el joven cazador caminaba y se colocaba enfrente de Arthur

—Sebastián... acaso no reconoces a un viejo amigo...— decía mientras abría sus brazos como si esperara un abrazo de bienvenida —Lamento contestar de esta manera, pero no logro recordar quien es usted— contesto Sebastián mientras observaba con detenimiento a Arthur intentando recordar algo sobre él.