Capítulo 8

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Abrí los ojos y lo primero que vi fue a ese chico que al parecer me había raptado.

- Padre, ya se a despertado. -dijo el joven chico.

- ¿Padre? espera... ¿¡Dónde estoy!? -me senté en una cama bastante cómoda.

- ¿Piensas venir? -él ignoró mi pregunta.

- Ven tú, debo decirte algo importante. -dijo el "padre" con una voz fría.

- Aghh... ya voy. -dijo levantandose del suelo, pues se encontraba de rodillas delante de mi con una bandeja que llevaba una taza y un plato de galletas. Puso mala cara y se fue.

Mi primer pensamiento fue como escaparme, ya tenía la oportunidad. Me levanté de la cama y salí de la habitación a toda prisa, pero utilizando mi habilidad, el silencio.

Pase por un pasillo muy largo y oscuro, parecía un laberinto, hasta que di con una habitación enorme, esta tenía un tragaluz. Me puse debajo de el mirando a cuantos metros se encontraba del suelo. Di varias vueltas a su alrededor, pensando y empezó a salir un brillo oscuro del suelo formando círculos hasta la luz, cuando llegó hasta ella unas escaleras de caracol se formaron por... ¿arte de magia?

Subí las escaleras, pero cuando sólo me quedaba un cuarto para salir, el humo de la vez pasada me agarró las muñecas y los tobillos.

- ¿Deseando escapar ya? -dijo el chico saliendo del pasillo. ¿Acaso no disfrutas de tu estancia? -negué con la cabeza, pero el siguió hablando. -Te he servido café y unas galletas y nisiquiera las has tocado, eres todo un maleducado.

- ¿Qué queréis de mi? -grité, estaba flotando en el aire gracias a los agarres del humo.

- Yo no quiero nada de ti, es mi padre el que te quiere.

- Pues que me de una explicación, la necesito ahora.

- Pues espera sentado. -creó un asiento con su poder y me sentó en el, me bajo al suelo, luego se aseguró de que no escapase amarrandome. Rió brevemente por ser interrumpido.

- ¿Jugando con los invitados, Jake? -dijo una voz que provenía de toda la habitación, pero a la vez de ningún lado.

- ¿Quién habla? -dije intimidado.

- El miedo. -dijo la voz ronca.

- ¿Miedo? ¿Qué es eso? Yo nunca lo he sentido. -dije rígido en mi asiento oscuro. Parpadee y cuando quise abrir mis ojos no podía. Asustado lo intenté varias veces, me relaje y volví a intentralo, la única luz, la del tragaluz, había desaparecido. Libre de las esposas que me ataban del asiento, me levanté. Sentía que caminaba por el espacio, buscando algo a lo que agarrarme pero no había nada, estaba vacía. No había paredes, ni siquiera un suelo. Me sentía perdido, no tenía ni idea que hacer, todo era muy confuso. Un miedo, sentirme perdido.

Cerré los ojos esperando que todo volviese a la normalidad. Los abrí y una habitación con baldosas negras y blancas se encontraba ante mi. Caminé por el suelo, parecía que estaba en un tablero de ajedrez, personas que representaban las piezas del juego susurraban cosas que no entendía, su volumen de voz empezó a subir más y más. Yo me encontraba en el centro del tablero, las personas me señalaban y gritaban, parecían discutir. Me tapé las orejas para no escucharlos.

- ¡Callad ya! -grité tirandome al suelo de rodillas.

Todo se volvió negro y me volví a encontrar en el asiento. Jake estaba enfrente de mi sonriendo, baje la mirada sabía que él había provocado lo anterior.

-¿Con que no tenías miedo, eh? -dijo riendo.

- Callate idiota. -dije intentando soltarme.

- ¡Callaos los dos! -dijo la voz sin dueño. -Jake desatalo y llevalo a su nueva habitación.

Jake asintió y siguió sus ordenes. Me agarró de la muñeca hasta la habitación.

-Te quedarás aquí el resto de tus días -dijo riendo -Ni se te ocurra hacer ninguna tontería.

- ¡Eh! -corrí hasta la puerta. -¡No podéis dejarme aquí! -dije pegándole golpes a la puerta que Jake había cerrado con llave.

ACOMPÁÑAME A VOLAR. (JACK FROST)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora