Una semana después, comenzó todo, o quizá comenzaba a terminar... Fue el comienzo de algo, se los puedo asegurar.
Ese sábado fue grandioso, ocurrieron cosas aún más grandiosas mientras que por otro lado del espejo comencé a arruinarle la vida a alguien poco a poco.
Me invitaron a mí y a uno de mis mejores amigos Daniel Herrera a la casa de Luna, el es uno de esos chicos atractivos altos, morenos, completamente irritantes y tan penosos que no sabes si es extrovertido al físico o introvertido al interior, algo muy inquietante, pero era mi amigo, uno de mis mejores amigos, llegamos aproximadamente a la una de la tarde, llegué con un suéter negro ajustado y unos pantalones negros jeans no muy ajustados, Daniel fue como siempre suele vestirse, un short negro con rojo y un suéter negro y rojo, una combinación diaria para él.
Alterado comencé a pedir mi gorra azul que había dejado la semana pasada en su casa, a lo que nada alterada Luna solo me responde con un "Cálmate, mas tarde la buscas" y solo procuré quedarme quieto, a Daniel no le gustaba para nada la compañía de Luna, pero Daniel es de esos amigos que en un problema serio o de chicas, jamás te dejará mal, o al menos a mí, no. Me costó un poco sobrellevarlo a través del día en la compañía de Daniela, Andrea, Luna Isaias y yo pero a las tres de la tarde ya parecía adaptarse al lugar, era un lugar enorme, con tres plantas bajas y 6 estacionamientos, un laberinto de escaleras abrumador, con más de dos escaleras y más de 5 lugares en los que se podría decir que se haga lo que se haga, nadie vería nada haha.
A las cuatro de la tarde ya volví a pedir mi gorra con un poco mas de afán, al principio no dio resultado pero media hora más tarde Luna se alteró tanto que ordenó a Andrea que me acompañara a buscar la gorra, creo que fue de los momentos más largos e incómodos en ascensor que había vivido, a pesar de que fueran 13 pisos, no hablamos en ningún momento, todo estuvo callado, hasta que se abrió el ascensor y solo recurrí a una mala broma y dije "¿No me vas a invitar a pasar?" Solo sonrió y me dijo que había gente. Quedé asombrado con su respuesta de picardía, no me lo esperaba. Al darme mi gorra solo le pude agradecer, pero al comentario le tomó gusto ella. En el ascensor tomó de nuevo la gorra y comenzó a quitármela, y por mucho que la pedía no me la quería dar, vi la oportunidad perfecta para tomar una decisión de lograr algo con ella, y así fue, al bajar salimos del ascensor callados y ella un poco sonrojada por la pequeña pelea en el ascensor, todos nos observaron y comenzaron a reír, como en todo patético grupo de amistad a la mas mínima oportunidad buscan el momento de arruinar una amistad sana o un momento tranquilo con una estúpida actitud adolescente como si todo estuviera relacionado con una especie de "Gusto" pero era cierto, no lo puedo negar, ella me gustaba, quizá yo le gustaba a ella, debía averiguarlo, y a pesar de las bromas, allá abajo seguía insistiendo con Andrea para que me diera mi gorra y ella continuaba reteniéndola, mientras los demás solo nos miraban con cara de picardía y sonreían de manera sarcástica, al verlos, continuaban jugando futbol.
A las 6 de la tarde me acerqué a Daniel a comentarle todo lo que tenía planeado, y a pesar de que fuera mi amigo, era difícil que él me apoyara en algún plan, solo se rió de mi, pero como ya era de costumbre, me tuve que alejar un poco redimido y me acerqué a Luna, le comenté y me quiso ayudar, sabía que me ayudaría, con su egocentrismo obvio también podría querer asegurar que es la mejor casamentera del mundo, no podía perder la oportunidad de que me ayudara, al instante de hablar con ella aceptó, me dijo que me ayudaría y así fue, 10 minutos más tarde nos reunió a todos y dijo que jugaríamos la botellita, un juego tan pero tan astuto...
Comenzó y era mi oportunidad.
Al principio fueron retos tranquilos y divertidos, nada comprometedores para nadie, luego de 30 minutos, fue cambiando, los retos comenzaban a ser vergonzosos y algo abrumadores, Andrea y yo nos ignorábamos de manera como si ninguno de los dos sintiera que pasara algo, y era así mas divertido. Hasta que el primer reto hacía mi y ella se hizo complicado, un reto así no era sencillo, de primer objetivo me mandaron a "Un Estríper en las escaleras por 3 minutos" a pesar de que me gustaba quería evitar algo así a toda costa... Pero no lo podía demostrar, les dije que si Andrea quería, por mi estaba bien, ella algo nerviosa asintió con la cabeza un "Si" Y nos dirigimos hacía las escaleras, se podría decir que fue uno de mis mejores trabajos, se sentía la tensión entre ella y yo, entre movimiento y movimiento había más que química, estuve muy cerca de besarla, pero no era el desafío, volvimos y en todos los rostros solo se percibía una picardía agobiante y Andrea y yo nos sentamos a continuar jugando, mandaron retos super divertidos, inclusive para mi, desde gritar cosas idiotas a las personas que se veían desde el edificio a simplemente saltar de un lado a otro en el parque, hubieron persona sin camisa, fue algo muy genial, un rato más tarde el siguiente reto fue para mí de nuevo, tuve que darle un beso a Andrea, y de la misma manera, pedí su permiso y no se negó, fue algo muy insignificante, un simple "Pico" pero para todos fue algo del más allá.
Un rato más tarde decidimos movernos hacía las escaleras del sótano, podríamos jugar ahí tranquilos, los retos fueron más obscenos allá abajo, y no tardaron mucho en retar ahora a Andrea a que me besara a mí, lo cual lo hizo veloz y confiadamente, me gusto eso en realidad, luego de ese beso nos acercamos un poco más, supusimos que tomamos confianza en esos momentos, paso la hora de las 8 y subimos al parque, allá arriba todos los chicos jugaban futbol menos Andrea y yo, conversamos de algo tan idiota, tan tonto, pero era una excusa. Yo crecí con un leve problema para pronunciar la S y mayormente digo Z, ella se burlaba de mí de manera tierna pero yo me defendía diciendo que la Z es la mejor letra del alfabeto, pero ella decía que era la A, quizá pasamos unos 15 minutos en eso, a lo que llega Isaias con una sonrisa, nos ve y dice
-Luis, ella quiere que la beses ¿Por qué no la besas?
-Si ella me lo permite, gustoso le doy un beso
-Andrea ¿Te puede besar?
Andrea se mantuvo en silencio pero sonrió, Isaias tomo nuestros rostros, los acercó, y nos besamos, creo que fue el mejor beso de ese año, ella era una chica con braquetes y besaba con besos de mordida que eran apasionantes en un punto máximo, no hubo ningún reparo por que estuviese todo un grupo de conocidos cerca viéndonos, en ese momento fuimos ella y yo. Solo en ese entonces.
La siguiente hora se mantuvo así, beso tras beso, cada uno mejor que el otro y con más ganas que el anterior, en cada beso se sentía, y se veía para los demás, esa idea de que quizá antes se habían visto, ya esto había pasado antes. Esos besos no eran de primera vez, era como un recuerdo, una especie de coordinación mágica, ya nuestros labios se conocieron en otra vida, ya esa no era la primera vez, era solo un reencuentro.
Incomodamos tanto al público que quizá hasta nos olvidamos de ellos, y ellos de nosotros, formamos parte del ambiente, de manera tan correcta que no era pesado para él. La despedida fue cómica, y en realidad tranquila, ambos sabíamos que eso volvería a ocurrir, que no sería la última vez, se pudo ver en nuestros rostros cuando ambos nos alejábamos del a puerta de vidrio de su edificio. Ya había ocurrido un hecho constante, ya había cometido un error...
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Una história de odio.(Con fálta de amor)
RomantizmUna relativa historia incesante de amor y tragedia extraordinaria, y tan realmente común que se desea tanto odio como un deseo de simplicidad inválido. Vive una historia junto a una persona que no te comprenderá, pero de seguro sabrá como hacerte pe...