Capítulo catorce.
Gabriel.
Al día siguiente, Alegría es otra.
Todos lo notamos.
Su sonrisa, su mirada, sus movimientos, su voz.
Todo es más brillante, más vivo.
¿Y eso es por mí?
En tus sueños, idiota, me reprendo pero no puedo evitar sonreír al verla acercarse con su renovada alegría.
Todos se quedan atónitos cuando comienza a hablar con el grupo al completo. No se sienta en una esquina sin decir una palabra.
Sofía me clava el codo en las costillas, intentando, seguramente, que me fije en Alegría. Pero lo que no sabe es que mis ojos han estado en ella desde que entró al aula.
Al finalizar las clases corro detrás de ella, puesto que siempre sale la primera del aula.
-Te llevo a casa.-murmuro y ella me mira con una ceja alzada, pero una sonrisa recorre su boca.
-¿Te has convertido en mi chófer o algo por el estilo?-pregunta y yo me sonrojo.
-Algo por el estilo.-susurro y ella frunce los labios aun sonriendo.
-Llévame a casa, entonces.
Entonces mi sonrisa se agranda, e intento que no se acaben los temas de conversación en todo el trayecto.
Saludo a Manuel apoyado en el BMW cuando le abre la puerta a Alegría y me despido de ella con un movimiento avergonzado de la mano.
Al día siguiente vuelve a estar contenta, y la vuelvo a llevar a su casa.
Luego, por la tarde, regreso.
Estoy cinco minutos en el interior del coche antes de atreverme a bajarme y tocar la puerta.
Es un poco ridículo estar nervioso, pero lo estoy. Siempre lo estoy cuando sé que voy a ver a Alegría.
Son sus ojos azules, o sus manos preciosas, o ese colgante de mariposa que siempre me hace recordar las que están colgadas del techo de su habitación.
No sé lo que es, pero me pone nervioso. Y eso me encanta.
Esta vez es ella misma la que abre la puerta. Sus ojos se vuelven brillantes cuando me ve y me invita a pasar.
Entro y ella cierra la puerta detrás de mí.
-¿Cómo estás?-pregunta amablemente y la sigo al salón.
Nos sentamos en el sofá y yo le sonrío.
-Muy bien, ¿y tú?-murmuro y ella se encoge de hombros.
-Bien.-señala con su dedo índice al piso de arriba y hace una mueca.-Mi hermano está bañándose aun. Me ha dicho que el partido no empieza hasta dentro de dos horas. Creo que te has adelantado.
Oh, me ha pillado.
-Bueno, sí, puede ser que un poco.-mascullo y ella se cruza de piernas, mirándome con un ceño medio fruncido. Como si no supiera cómo interpretar mis palabras. Así que, casi al límite del infarto, se lo confieso.-La verdad es que quería verte un rato antes de irme con tu hermano al partido.
Su rostro se vuelve sorprendido, luego rojo como un tomate.
Es la primera vez que la veo sonrojarse tanto. Le queda bien.
-¿No has tenido suficiente en el instituto?-pregunta después de aclararse levemente la garganta.
Oh, nunca tengo suficiente de ti, Alegría, quisiera responderle.
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Del infierno al cielo.
RomanceSe cruzan de la peor manera. Hay nervios, rechazo y una gran y oscura verdad de fondo. Gabriel y Alegría a lo mejor no han sido destinados a estar juntos, y hay varios obstáculos que asi lo confirman, pero ¿quién ha dicho que ellos crean en el desti...