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Capítulo treinta y ocho.

Roberto.

Mi respiración se acelera al ver la expresión de Carla y el miedo recorre mis terminaciones nerviosas hasta paralizarme en la puerta de la habitación de nuestra pequeña.

Nuestra pequeña alegría, nuestra pequeña esperanza.

Creo que nunca había estado tan acertado como cuando decidí el nombre de mi niña.

Es la que ha traído la felicidad y la paz a la familia después de...

Camino rápido escaleras abajo y salgo a la calle sin hacer ruido con la puerta. Saco mi móvil del bolsillo y marco rápidamente ese número que deseaba no marcar nunca más.

Los tonos me vuelven loco, pero pierdo el aliento cuando escucho que descuelgan.

-¿Si?

Respiro hondo, miro hacia la puerta y cierro los ojos con fuerza.

-Doctora Álvarez, ha vuelto a pasar.-mascullo y las lágrimas mojan mis mejillas.

Ha vuelto a pasar.


Del infierno al cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora