Las luces del pub se encendieron. Diferentes luces de colores fosforescentes que alumbran la pista de baile. El pub estaba realmente abarrotado de gente para ser un día laboral. No cabía en sí un alma más en aquel lugar, estaba totalmente lleno. Podía sentirse la energía también, la gente bailando y rozando sus cuerpos en medio de la música electrónica.
"Discutes sin razón,
quieres llevar el control
en tus manos no, no, no voy a bailar
Me haces sentir mal, luego yo pido perdón
siendo tú siempre la culpable de la situación"
Oh vaya, aquella canción mezclada con la parte electrónica de otra le hacían recordar mucho a ella. A pesar de haber ido con Agustín, se sentía muy solo. Desgraciadamente, muchas parejas se extendían al frente y alrededor suyo. Muchas hasta pasaban la línea de besos.
Ruggero endureció los pómulos. La vista le molestaba. ¿Por qué no podía ser él y Karol acariciándose en esa pista de baile? La idea le gustaba mucho, pero detestaba el hecho de estar enfadado con ella. No le había hablado desde que había entrado a tomar una ducha. No esperaba ser él quien pidiera "perdón" esta vez.
La canción seguía, y penetraba su corazón llenándolo de razones para pensar en ella. ¿Acaso todas las canciones se pondrían a recitarle su situación?
"No soy tu esclavo
solo sé que yo te amo, no me trates como un perro
me quitaré solo el sombrero...
¿Y mis manos que harán?
Si tu piel me hace falta"
Agustín bailaba a su lado, siguiendo la música y haciendo pequeños pasos acordes a ella. Totalmente relajado, su típica faceta. Traía unos jeans sueltos y una camiseta negra pegada al cuerpo. Casi asemejándose a la pinta de Ruggero, solo que este, traía una chaqueta de cuero negra. Le quedaba espectacular. Pero eso, podían comprobarlo las chicas de aquel pub, que no habían dejado de mirarlos desde que ambos habían llegado ahí.
De pronto, la canción que le hacía recordar tanto a Karol se vio desvanecida por algún efecto utilizado por el DJ. Solo quedó el eco de esta, pero poco a poco, fue interviniendo una nueva. Por lo visto, las personas pudieron reconocer cual y muchísimos gritos se escucharon.
La canción empezó en la segunda estrofa. "Don’t you worry child" hacía saltar y cantar a gritos a toda la multitud.
Ruggero soltó un suspiro. A su lado, Agustín le hizo una señal indicándole que iría por otro trago. Ruggero asintió, verdaderamente, poco le interesaba estar en esa fiesta, y mucho menos, lo que Agustín hiciera en ella. Tenía muchas ganas de perderlo de vista e irse de nuevo a casa para arreglar las cosas con Karol. O mejor dicho, que ella le pidiera perdón, era lo que esperaba.
La canción seguía. La multitud seguía bailando. Y él, seguía inmerso en sus pensamientos. Ligeramente celoso. ¿Cuándo acabaría esto? Sus ojos se oscurecieron. ¿Era posible que un problema de ese tipo le bajara todos los ánimos? Parecía que sí, todo lo que Karol podía provocarle era tan fuerte y a la vez sensible. Su corazón dio un vuelvo cuando subió la mirada y observó a una mujer vestida con un mini-vestido ceñido al cuerpo, plateado y con unas piedritas resplandecientes, cabello suelto y despeinado salvajemente. Unos tacones altos. Negros y de punta fina. El rostro ligeramente maquillado a su gusto.
Don’t you worry child seguía sonando. A punto de llegar al coro.
- ¿Bailas? - Karol estiró su mano hacia él. Ruggero, aún perplejo, accedió sin decir nada. Ambas manos se juntaron. Ambas pieles. Ambos tactos. Que delicioso podía ser.