Nuevo encuentro...

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A la mañana siguiente era lunes, asi que tuve que despertarme a las 5:30 de la mañana para bañarme e ir a la escuela. Tenía que apurarme porque llevaba 1 semana entera llegando tarde y si se repetía me iban a quitar el derecho a exámenes. 

 Me alisté para bajar a desayunar, me hice un sándwich de jamón con queso lo más rápido posible, subí y agarré dinero para lunch. Fui a despertar a mi papá para que me llevara a la escuela. Sé que ya estoy grande para manejar pero apenas me había metido al curso de manejo y mi papá decía que aún no estaba preparada. Llegué a las 7:00 a la escuela, me bajé del coche apenas gritando un adiós a mi papá y corrí como si no hubiera un mañana, tenía 5 minutos de tolerancia sino era falta.  Iba tan apresurada que no me fijé que choqué con alguien haciendo que nuestras cosas se cayeran al suelo. Me agaché para recoger mis cosas y estaba en eso cuando sin querer toqué la mano del chavo con el que había chocado. Levanté la mirada, y no podía creer lo que estaba viendo, en pocas palabras uno de los chicos más lindo que haya visto y su sonrisa era puff. Estaba tan distraída que sin darme cuenta agarré un libro que traía él. Me paré y me quedé sin palabras. El chico apuesto me estrechó la mano para saludarme pero yo seguía sin decir nada y creo que él se dio cuenta porque empezó a hablar. 

-Lo siento tanto soy un tonto, no sé en qué estaba pensando-

Miriam: -no te preocupes en todo caso discúlpame tu, yo estaba muy distraída porque estoy apresurada, estoy llegando tarde a clases-

-Bueno entonces no te retraso más, que tengas un lindo día linda-

Me estremecí apenas me llamó linda y cuando reaccioné y vi mis libros me di cuenta que me había quedado accidentalmente con su libro. Cuando voltee para decirle que tenía su libro ya era tarde el chavo ya se había alejado así que seguí mi rumbo y fui directo a mi salón. 

Llegué al salón y me senté en mi lugar asignado la maestra no había llegado, tanto estrés para nada. Me fijé que la chava que se sienta atrás de mi no estaba, este día no podía ir mejor. No es por nada pero no la soporto; Se llama Stephanie Hastings es la típica chica popular, porrista que se ligaba a todos los chicos de la escuela, incluyendo a los más pequeños que iban 2 años o 1 abajo de nosotros y que siempre anda por la vida tratando de llamar la atención de todos. 

Al parecer ese día no fue a la escuela porque  se había ido de pinta con su novio, o al menos eso había escuchado de los demás en el pasillo. 

Empecé a hacer dibujos en mi libreta, tratando de matar el tiempo en lo que comenzaba la clase. Aquí les va un dato sobre mí, yo amo dibujar no sé porqué pero siempre se me ocurren diseños increíbles y nuevos por esa razón mi sueño era estudiar la carrera de diseño. 

 Los minutos  pasaban y la maestra seguía sin llegar y ya eran las 7:25, eso por supuesto no me molestaba en absoluto. Estaba tan concentrara y entretenida  cuando en eso se abrió la puerta dejando ver a la maestra y atrás de ella venía alguien que en ese momento no diferencie, pues continué dibujando. Cuando levante la mirada pude darme cuenta que se trataba del mismo chavo con el que me había tropezado en el pasillo hace algunos minutos. Al parecer estaba tan concentrada en llegar temprano al salón que ni siquiera me percaté que era muevo ya que nunca lo había visto en la escuela. Nunca creí que estuviera en el mismo salón que yo y si lo hubiera sabido, hubiera sido más amable con él pero ya no podía hacer nada al respecto. 

Sta. Rudolf: -Buenos días alumnos, siento mucho la demora pero estaba preparando los papeles de su nuevo compañero y me entretuve en ello. Su nombre es Peter y les voy a pedir de la manera más atenta que lo integren como ustedes han sido integrados a este colegio y que lo traten como a todos, con respeto. Por otro lado, le pido señor Peter que se presente ante la clase y diga su nombre completo, de donde viene, su edad y qué le gusta hacer en sus tiempos libres. Apenas termine puede tomar asiento donde usted guste para que empecemos la clase que ya perdimos suficiente tiempo.-

La vida de Miriam WaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora