La mentira

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Después de dejar el hospital nos dirigimos a casa de John, no tenía ganas de ir a mi casa y ver las cosas de mi papá. Nos bajamos del coche y entramos sin esperar ni un segundo, John se dirigió al interior a revisar que todo estuviera en orden y al baño mientras yo me fui a la cocina por un vaso de agua.

De repente sentí unos brazos rodear mi cintura y cálidos besos en mi cuello. Yo cerraba los ojos y me dejaba llevar por el momento. Los besos comenzaron a ponerse cada vez más intensos y de mi cuello pasaron a mis hombros mientras John deslizaba la blusa. En eso John con sus manos aun en mi cintura me giró para quedar frente a frente, sus ojos tenían un brillo de deseo y miraban fijamente mis labios mientras sus manos acariciaban mi viente bajo mi blusa. Comencé a erizarme con su tacto y me dejaba tocar cada vez más.

John:- ¡Dios te deseo tanto!.- No pude evitar morder mi labio, John reaccionó y me atrajó a él y comenzó a besarme.

Entre beso y beso me dijo.- Ya te dije que me matas cuando haces eso y me provocas.-

En eso me separé de él y tomé su rostro con mis manos.

Miriam:- Entonces no esperemos más y hazme tuya, te deseo tanto!.-

John:- lo dices en serio?.- asentí con la cabeza y volví a morderme el labio.

John:- oh vaya, ahora si no te vas a salvar.-

John me pegó más a su cuerpo y comenzó a besarme mientras caminaba, yo seguí sus pasos mientras le correspondía el beso. Cada vez se volvió más intenso hasta que mi espalda topó con una pared. John comenzó a besar mi cuello lentamente mientras mis manos sujetaban y despeinaba su cabello. Sentía tanto deseo que no me importaba lo dura y lo fria que estaba la pared. En eso John tomó mi pierna izquierda y la elebó y podía sentir su miembro cerca de mi parte baja, eso me excitó mucho más. En ese momento recordé a mi papá

Miriam:- John espera...-

John dejó de besarme y me miró directamente a los ojos

John:- Que pasa mi amor, me detengo? .-

Miriam.- No, no, sigue, es que no pude evitar pensar en mi papá.-

John.- amor, es una decisión muy difícil tenemos que pensar muy bien en lo que vamos a hacer pero por ahora no es el momento. Disfrutemos de este momento juntos y ya mañana con la cabeza en frío decidiremos que haremos. Confía en mí mi amor, todo estará bien pero por ahora no estas en condiciones de decidir nada tienes que tener la cabeza puesta en su lugar.-

Miriam.- Tienes mucha razón, no se ni siquiera cual es la mejor opción no me quiero equivocar.-

John:- exacto bebe, todo estará bien. Me dejas ayudarte a olvidar todo lo que pasó? aunque sea por una noche, ya mañana será otro día.-

Asentí con la cabeza y lo atraje nuevamente a mis labios mientras pasaba mis brazos por su cuello. John aprovechó mi agarre y me cargó pasando mis piernas rodeando su cintura. Caminó y mientras nos alejábamos de la cocina para irnos a su habitación comenzó con una mano a intentar desabrochar su camisa. Yo me dí cuenta y lo empecé a ayudar, literalmente mis dos manos se encontraban en su camisa desabrochando sus botones y lo único que me mantenía en vuelo eran mis piernas y las manos de John rodeando mi cintura.

Cuando quité por completo su camisa ya nos encontrábamos en su habitación. Comencé a besar su cuello y su pecho mientras John gemía. LLegamos a la cama y con mucho cuidado  me colocó en esta para después acostarse encima de mí con cuidado de no lastimarme. Yo separé mis piernas para que pudiera estar más cerca de mí y él por su parte se apoyó con ambos codos para no caerme encima. Comenzó a besar mis labios con dulzura y después poco a poco se dirigió a mi cuello, a mis pómulos y a mis lóbulos. Cada beso que me daba me prendía más.

La vida de Miriam WaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora