Hoy es el primer día de mi nuevo trabajo. El primero en meses que no llego tarde, he dejado a los chicos en el cole, a Darina en la guardería y me ha dado tiempo de llegar cinco minutos antes al trabajo.
Entro en el edificio, María, la amiga de Juan, está en recepción y como siempre nos saludamos. Entro en el ascensor y aunque soy Carla, la misma del viernes, todos me miran diferente.
- Buenos días, Rubén – saludo y él hace lo mismo.
Rubén, era el asistente de Tomás y aunque me ofrecieron la posibilidad de poner en su lugar a alguien de mi confianza yo decidí que continuase con su puesto.
- Rubén, puedes pasar un momento, por favor.
- Si Sra. Ortega – se levanta y me sigue.
- Te voy a pedir una cosa muy importante para mí – me mira esperando a que lo diga – Si el viernes era Carla, hoy sigo siendo Carla, por favor.
- Si Carla, es sólo un formalismo – aclara.
- Desde hace unos meses no me gustan los formalismos. ¿Has traído los proyectos pendientes?
- Sí, lo tienes todo en estas carpetas.
- Gracias – le sonrío agradecida, hasta que coja el ritmo del despacho es la única persona que puede ayudarme.
A media mañana un mensajero me trae un enorme ramo de flores y una caja de bombones. No sé quien las manda, así que intrigada me levanto para buscar la tarjeta.
"Siento lo del viernes. No pretendía comportarme como un completo idiota. Espero poder seguir tomando café contigo cuando coincidamos.
Oscar "
Después de leer la nota y aunque el viernes estaba muy enfadada, decido no darle más importancia al asunto, todo Oscar había bebido un poco. Le mando un mail aceptando sus disculpas pero intentaré no coincidir con él en ningún sitio.
Dirigir este despacho, me está costando un poco, los días que trabajé con Tomás todo parecía más sencillo, él lo hacía todo sencillo.
Quince días en dirección y no he salido corriendo. Ya he tenido mis primeras reuniones, mis primeros desacuerdos y mis primeros proyectos propios.
- Pasa Rubén – sabía que era él por la suavidad con la que llama a la puerta.
- Disculpa Carla, el Sr. Miranda quiere verte en su despacho lo antes posible.
- Gracias. Voy para allá – me levanto y voy decidida hacia el despacho de Álvaro.
Reconozco unas voces que salen de una de las salas de reuniones, son las voces de las chicas del baño, están con Isabel, la secretaría de presidencia, pero no las conozco.
- Buenos días, Isabel – enfatizo Isabel para que sepan que no me importan.
- Buenos días, Carla. El Sr. Miranda te espera.
- Gracias – continúo hasta el despacho y llamo a la puerta.
- Adelante – contesta
- Buenos días, Álvaro ¿Querías verme?
- Buenos días, Carla. Siéntate por favor – hago lo que me dice – He estado analizando el nuevo proyecto que has presentado. Y la verdad es que me parece todo un acierto, estrategias directas y sencillas.
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PUNTO Y PRINCIPIO
RomanceA sus treinta y cuatro años Carla Ortega es jefa y coordinadora en el departamento de marketing de una prestigiosa empresa. Es madre y esposa, se siente una mujer realizada en el ámbito laboral y por supuesto en el familiar. Para ella y para todos...