- Carla, cariño – es la voz de mi madre me alegro de que haya venido. - ¿estás mejor?
- Esta mañana me encontraba mejor pero ahora vuelvo a sentirme muy cansada.
- ¿Qué dice la doctora?
- Creo que no ha venido.- busco la mirada de Einar esperando a que me lo corrobore.
- No, no ha venido aún.
- ¿Y papá? – sé que no está bien de salud.
- Bueno – piensa – raro como siempre.
- Disculpad que os interrumpa, voy a salir. – dice Einar.
- Ve tranquilo, no pienso fugarme. – bromeo.
- ¿Habéis discutido? – me sorprende su pregunta.
- No. ¿por qué dices eso?
- Está muy serio.
- Einar es muy serio – afirmo.
- Nooo. Es un hombre encantador.
- Le he gastado una broma y al parecer no la ha entendido – intento quitarle hierro al asunto mientras ella me da una mirada de advertencia – Prometo hablar con él.
- No voy a meterme porque ya eres mayorcita pero ese hombre te quiere, adora a los chicos y ellos le adoran a él.
- ¿Qué más puedo pedir? – digo con ironía antes de que ella lo haga.
- Puedes pedir muchas más cosas, en definitiva no basta con lo que él sienta, lo más importante es lo que tú sientas. – se me saltan las lágrimas nunca he tenido este tipo de conversaciones con mi madre.
Mamá se marcha y me quedo sola, me resulta raro que Einar no haya vuelto, puede que haya salido a pasear un poco. Estoy aburrida, estar quieta en la cama no es mi fuerte. Veo el libro en la mesilla y lo cojo, pienso en leer lo que me falta pero finalmente decido empezarlo de nuevo.
- Siento haber tardo un poco – me interrumpe - ¿Eva? – ha ido a ducharse.
- Se ha marchado hace un rato pero tranquilo que estoy bien. – se sienta junto a la cama.
- ¿lo vas a terminar? – señala el libro.
- He decidido leerlo desde el principio. ¿Lo has leído?
- No. No es el tipo de lectura que me gusta.
- No es lo mejor que he leído pero tampoco está mal – explico – Einar – le llamo y le hago un gesto para que se siente en la cama. - ¿Qué ha pasado? – me mira sorprendido – Esta mañana estábamos bien, te he gastado una broma y has cambiado.
- No tiene que ver contigo – acaricia mi mejilla y baja la mirada.
- ¿Entonces?
- No te preocupes, es algo sin importancia. Descansa y recupérate. – besa mi mejilla.
No me ha gustado nada su respuesta, no paro de pensar que se ha arrepentido de no haberse ido y ahora va a esperar a que salga del hospital para decírmelo. Sigo leyendo, le escucho contestar varias veces al teléfono, no entiendo nada porque habla en danés, aunque en una de las conversaciones, más que hablar discute con alguien.
La enfermera vuelve a traer la cena, ni pensando en los chicos soy capaz de tragar, hago mi mayor esfuerzo pero me dan arcadas.
- ¡Déjalo ya! – Einar me grita – Si no tienes ganas no comas – creo que se ha dado cuenta y suaviza el tono.
ESTÁS LEYENDO
PUNTO Y PRINCIPIO
RomanceA sus treinta y cuatro años Carla Ortega es jefa y coordinadora en el departamento de marketing de una prestigiosa empresa. Es madre y esposa, se siente una mujer realizada en el ámbito laboral y por supuesto en el familiar. Para ella y para todos...