Desde que ocurrió lo de Inga me he ido distanciando de ella, trabajo más y la mayoría de las noches no duermo con ella. Necesito tiempo para analizar la situación y poner en orden mis sentimientos, no estoy seguro de que sea esto lo que quiero en mi vida.
Hoy tiene cita con Klaus, no la acompañaré porque tengo una reunión que no he podido cancelar. Esta tarde lo llamaré para que me cuente como han salido las pruebas.
Me cruzo con ella en el desayuno, mi orgullo me impide preguntarle que le dijo Klaus, no entiendo lo que me está pasando porque a pesar de que deseo verla, no me apetece estar a su lado.
Regreso a casa por la tarde, los encuentro a todos en la piscina. Carla me hace un gesto para que bañe con ellos y nuevamente la rechazo. Subo las escaleras pensando que debería cambiarme y bajar, puede que sea el momento de calmar las cosas pero no me apetece y sólo conseguiré crear tensión.
Carla entra en la habitación, camina decidida hacia mí, viene a buscar una explicación y tendré que dársela. Le cuento cómo me siento, el daño que me hace su desconfianza, y le dejo claro que no estoy dispuesto a vivir así. Su semblante cambia, no la reconozco, no pelea sencillamente me mira sin decir nada. Me da la espalda y sale de la habitación, se ha dado por vencida.
Me encuentro con ella en el desayuno, la que ahora tengo delante es una Carla distinta. Ha cambiado su dulzura por una coraza de frialdad.
Voy a comer a casa, igual podamos hablar y solucionar las cosas. Los chicos se cuentan cosas e incluso hablan algo de danés conmigo. Ella sin en cambio permanece en silencio, absorta en sus pensamientos, cuando termina, se levanta y se va sin más.
- Einar – Víctor me llama - ¿por qué os habéis enfadado tú y mamá? – no esperaba esta pregunta.
- ¿Por qué me preguntas eso?
- No os habláis.
- ¿Qué te ha dicho mamá? – quiero saber lo que les ha dicho.
- Que cuando se convive con alguien a veces las cosas no salen como esperabas.
- ¡Vaya! – me sorprende que les haya dicho eso a los chicos – Mañana cuando estemos más tranquilos hablaré con ella.
- Mañana nos vamos. – Dice Alex con lágrimas en los ojos.
- ¿A dónde os vais?
- Volvemos a Madrid, a casa. – noto como se paraliza mi cuerpo, mi limito a mirarlos.
- No os preocupéis hablaré con mamá.
- Ya da igual, cuando ella toma una decisión es porque lo ha pensado mucho y está convencida de hacerlo.
Subo a buscarla, dispuesto a pedirle que se queden. Ella dice algo que me hace pensar y creo que lo mejor es que cada uno sigamos nuestro camino. Lo último que puedo hacer por ella es poner el avión a su disposición para que regresen y desearle suerte.
Ordeno que el avión esté listo para mañana por la mañana, cojo algo de ropa y me voy a casa de Goran, no quiero estar solo esta noche y no quiero ser testigo de cómo salen de mi vida.
- Hola, ¿puedo pasar?
- Sí, ¿Y eso? – señala mi ropa.
- ¿Me dejas dormir aquí? – frunce el ceño, sabe que si vengo a dormir es porque tengo algún problema, siempre lo he hecho.
- No tienes que preguntarlo, esta es tu casa. ¿Vas a contarme lo que pasa?
- Si me ofreces una copa – hace un gesto para que lo siga hasta el mueble bar, me enseña una botella de whisky – Hoy necesito lo más fuerte que puedas ofrecerme. – me enseña una botella de Poitin y le doy el visto bueno.
ESTÁS LEYENDO
PUNTO Y PRINCIPIO
RomanceA sus treinta y cuatro años Carla Ortega es jefa y coordinadora en el departamento de marketing de una prestigiosa empresa. Es madre y esposa, se siente una mujer realizada en el ámbito laboral y por supuesto en el familiar. Para ella y para todos...