No falta mucho para que llegue Einar, hoy estoy tan cansada que decido esperarle en la cama. Entre sueños le busco y no está, me resulta raro que no haya llegado. Busco el móvil para mirar la hora, tengo un mensaje.
"Ha surgido un imprevisto. Mañana a las siete estoy allí". – contesto
"Espero que no sea nada grave. No es necesario que vengas estoy bien".
Vuelvo a tumbarme con el móvil en la mano esperando su respuesta, me quedo dormida. Siento unos besos dulces y delicados recorrer mis mejillas, abro los ojos y me encuentro con su profunda mirada. Por sus ojeras puedo adivinar que no ha dormido nada o tal vez lleve días sin hacerlo.
Einar conduce, a pesar de que se ha dado una ducha, se ha afeitado y hasta se ha cortado el pelo, no puedo dejar de mirarle, se ve realmente cansado.
- ¿Estás muy cansado? – pregunto.
- Un poco.
- Por favor, no vengas en unas semanas – digo con tono de suplica – Me siento mejor y necesitas descansar.
- Te aseguro que estoy bien – acaricia mi mano.
- Es muy fácil decir eso. Hasta los chicos se han dado cuenta de que algo no va bien. El estrés que te genera tanto trabajo, y todos los viajes, prácticamente vives en un avión. – sonríe
- Prometo que me cuidaré un poquito más.- intenta tranquilizarme.
- ¿Anoche no dormiste nada?
- No.
- ¿Qué pasó?
- Tuve un pequeño imprevisto sin importancia, no te preocupes.
Llegamos al hospital, me coge de la mano como de costumbre. Estaré alrededor de tres horas aquí, así que intento convencerle de que se vaya a casa y descanse un poco. Su respuesta, como ya esperaba, es un no rotundo.
Entro en casa y me tumbo en el sofá, a él no le parece bien pero no discute, se tumba a mi lado, el cansancio le vence, y se queda dormido. No hay nada que hacer en casa, la abuela Paquita ha recogido y nos ha dejado comida preparada, por lo que decido pedirle a Celia que recoja a los chicos y apagar su móvil para que pueda descansar.
- Hooolaaa – grita Celia al entrar.
- Shhh – digo poniendo un dedo en mi boca – Einar está durmiendo.
Los chicos me saludan bajito y van a dejar sus cosas, mientras yo pongo la mesa.
- ¿Por qué has hecho eso? – me abraza por detrás.
- ¿Qué he hecho?
- Has ido a por los chicos. – niego
- Los ha traído Celia, ya sabes que los días de tratamiento no me encuentro bien y no se me ocurriría coger el coche.
- No tienes que molestar a nadie. Estoy aquí y me hago cargo. – no contesto.
Pasamos el resto del día en casa, Paquita se ha llevado a Darina y los chicos tienen tareas que hacer. Einar está serio, apenas habla, tiene la cabeza en otra parte, empiezo a dudar que el pequeño imprevisto no ha sido tan pequeño.
- Einar – rozo su cara con un suave beso – Despierta – me mira – Vámonos a la cama, es tarde.
Se levanta y va hasta la habitación sin decir nada. Me tumbo y le abrazo, no me habla, no tiene un gesto un cariñoso, simplemente se duerme.
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PUNTO Y PRINCIPIO
RomansaA sus treinta y cuatro años Carla Ortega es jefa y coordinadora en el departamento de marketing de una prestigiosa empresa. Es madre y esposa, se siente una mujer realizada en el ámbito laboral y por supuesto en el familiar. Para ella y para todos...